Caótica Kathmandu

Llegamos a Kathmandú tras dos horas en bus local para recorrer 32km! Hemos cambiado de bus en Bhaktapur y al ser de los primeros en llegar, ha sido facil coger sitio sentados (25rs Bhaktapur-Ktm)
El autobús para relativamente cerca del hostal dónde nos alojamos esta noche, pero mejor tirar de GPS para llegar. Empezamos a andar por calles estrechas, llenas de tiendas, ruido y postes de electricidad dónde se cruzan mil cables. Toda una pesadilla para un instalador!! Para más inri, el tráfico de rickshaws, bicicletas y motocicletas es constante por esas callejuelas, con pitidos constantes.

Nuestro guesthouse se encuentra en el centro de Thamel, el barrio para mochileros de la ciudad. Allí puedes encontrar todo tipo de excursiones, souvenirs, material de trekking (real y falso)… El Om Tara Guest House está en un patio interior. Hacemos checkin y tenemos la «mala suerte» de que nos den una habitación en el cuarto piso que justo da a la calle. Dentro, dos camas y un enchufe. Aunque bueno, estamos pagando 6$ (3$/pax).

En el planning del día (antes del corte de luz) están Bouddanath y Pashupatinah, dos localidades absorbidas por la gran Kathmandú, que se encuentran algo alejadas, por lo que en la recepción pregunto el precio de un taxi para todo el día, con esperas incluídas. 1500rs, precio fijo. Mínimo vamos a hacer tres trayectos, a unas 400rs cada uno y teniendo que pelear el precio cada vez, asi que acepto y en 10 min está en la puerta.

Primera parada, la ciudad sagrada de Pashupatinah. Al igual que en Varanasi en India, se trata del lugar dónde se debe cremar a un hindú en Nepal. El taxista nos deja en la entrada y allí nos esperará. Algunos monos a la entrada del recinto. Nada más cruzar la puerta, un gorrilla diciendo que es obligatorio coger guía. Ya había leído sobre ello y la respuesta (y de ahora en adelante la primera frase cuando se nos acerca alguien) es «gracias, no queremos guía. no». El conjunto es patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO, lo que implica que hay que pagar 1000rs (10€) por persona para entrar. Teniendo en cuenta que los no hindús no podemos entrar al templo y que es un lugar de duelo, me parece excesivo. En algunos blogs había leído que se habían ahorrado el ticket entrando por un callejón lateral, pero por muchas vueltas que damos, siempre nos lo acaban pidiendo.

NOTA: El ticket es válido para un día entero. Ellos cortan una parte y le hacen un agujero, pero detrás pone que es válido para todo el día. Yo intenté comprarselos a unos turistas que ya se iban, ofreciéndoles 1000rs (50%), pero me dijeron que se lo habían ticado y eso me echó hacia atrás. Siempre podéis probarlo o intentar vender los vuestros.

Nada más entrar, son varios los que se nos acercan, empiezan a dar conversación, algunos en español, siempre con la misma intención. «no queremos guia gracias». Alguno incluso se rebota y me dice que estoy enfadada. Pues claro! Aparte del sablazo, me fastidia mucho tener que ir sacándome gente de encima.

En Pashupatinah hay ghats de cremación y justo delante, gradas para que turistas y locales vean todo el ritual. Si lo piensas, no deja de ser macabro que todo el mundo presencie un momento de tanta intimidad. Los cuerpos están en camillas, cerca del río, envueltos en sábanas naranjas. Los familiares (todo hombres) bajan la camilla a una rampa en los escalones y allí esparcen algo de agua del Bagmati sobre el cuerpo del difunto. Cuando han acabado de limpiarlo y arreglarlo, lo trasladan a la derecha del puente, dónde están las pilas crematorias.

Subiendo las escaleras, hay todo de templetes dónde están los saddhus o maestros iluminadoa, con sus cuerpos pintados con llamativos colores. Sin embargo de sagrado poco, pues su saludo ya es «photo with me madame?» Desde lejos les hago una foto y empiezan a gritarme que nono, no money no fotos. Dónde ha quedado la espiritualidad que se les supone?

Ya tenemos suficiente y volvemos al taxi. Vamos hacia Bodnath, dónde se encuentra la mayor stupa de Asia. En la entrada principal hay una taquilla, 250rs por persona. Pero aquí si que es posible acceder sin pagar justo por una de las calles paralelas.
Cuesta mucho imaginar que entre tanto caos hay ese remanso de paz. Llegas por un estrecho callejón a una plaza enorme, coronada por los ojos de Buddha, que miran en las 4 direcciones.
Para tener una imagen general, lo mejor es comer o tomar algo en la terraza de alguno de los restaurantes que literalmente rodean la stupa.
Miles de banderolas de oración tibetanas ondean al viento, uniendo las esquinas con la parte más alta de la cúpula.
Hay que recorrer la stupa dándo la vuelta en el sentido de las agujas del reloj. A la altura de la mano hay rodillos de oración, que se deben hacer girar en ese mismo sentido. En la entrada de la stupa hay unos enormes rodillos de oración colgados del techo.
Justo delante, el monasterio tibetano (gompa) de Tsamchem Lhakhang, que destaca por sus pinturas murales y el templo de su interior.

Son casi las 7, empieza a anochecer y llamamos a nuestro taxista. La vuelta a casa la hacemos entre cláxones locos, calles sin farolas ni semáforos ni pasos de cebra. Nos deja en la puerta del hostal. Esta noche tenemos electricidad hasta las 4am, buena noticia.
Papá se queda en la habitación y yo bajo a dar una vuelta por las tiendas de Thamel, en busca de una chaqueta pues por las noches refresca un poco y mi naturaleza friolera no tiene suficiente con la térmica y el cortavientos.
Tiendas de trekking para aburrir. Algunas tienen cajas con saldos, de diferentes «marcas» por decirlo de alguna forma, de dudosa cualidad. Al final, tras recorrer muchas calles y regatear con el dueño, me llevo un plumas azul pitufo, para futuras noches frías.
Aprovechando que hay electricidad, pongo a cargar el móvil y nos vamos pronto a dormir, pues nuestro día ha empezado muy pronto en Nagarkot y se acaba en la caótica y ruidosa Kathmandú, una ciudad que invita a huir a las montañas.


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Sara
Infectada del virus viajero sin ganas de curarse. Fotógrafa que prefiere viajar sin equipaje. Sinceridad ante todo, escribo sobre experiencias vividas. ¿Te animas a seguirme en mis viajes?

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1 comentario en “Caótica Kathmandu”

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