Mientras preparábamos nuestro deseado viaje a Japón, nos hemos autodiagnosticado una nueva patología causada por el virus viajero. Ya había aparecido antes pero esta vez los síntomas han sido más intensos, por lo que tenemos que compartirlo con los pacientes de nuestra consulta, para que no se asusten si sienten lo mismo: tenemos FOMO
¿Qué es el FOMO?
Se trata del miedo a perderme algo (del inglés Fear of Missing Out, que queda más molón). Inicialmente surgió como el miedo a la exclusión, a perderte ese plan con los colegas por estar haciendo otra cosa. Luego se aplicó a la addición a las redes sociales, porque claro, estamos enganchados para no perdernos la publicación de aquel compañero de clase con el que hace años que no hablamos. ¿Y si nos perdemos su enésima foto de pies en la playa? ¿O el desayuno de nuestra compañera de trabajo? O aún peor, el momento en el que tu ex cambia su estado a «en una relación«… Eviedentemente, son cosas que tenemos que saber en tiempo real.
FOMO aplicado a los viajes
Está claro que si viajas, algo te vas a perder: la victoria de tu equipo, el cumpleaños de tu sobrino o esa cena con tus colegas de toda la vida dónde acaban volando los cuchillos (siempre con amor). Y la respuesta siempre será la misma: «claro, como siempre estás de viaje». Te llegas a plantear si el problema es tuyo y como dicen Rubén y Lucía de Algo Que Recordar en este vídeo, llegas a la conclusión de que no deberías haber viajado tanto pues te has perdido grandes momentos que han sucedido mientras tú sólo tenías que preocuparte de qué ver hoy.
Pero el FOMO aplicado a los viajes también puede aparecer como aquello que inevitablemente te vas a perder durante un viaje largo, pues aunque tengas el tiempo y el dinero, a veces las cosas se tuercen. Esto es lo que les pasó a los doctores de 365Sabados Viajando, que por motivos fuera de su control se perdieron muchas cosas en su vuelta al mundo.
Tras las paellas que no nos hemos comido y las lluvias que cambian los planer por completo, os contamos cómo nos afecta a nosotros el FOMO.
¿CÓMO DIAGNOSTICAR EL FOMO?
Perfil del paciente
En nuestro caso el brote de FOMO nos ataca justo en el momento que acabamos de comprar los billetes hacia algún lugar nuevo, pues queremos aprovechar el viaje para verlo todo. Es una pequeña (pero molesta) obsesión que experimenta en mayor o menor medida todo aquel que tiene limitada alguna (o varias) de las siguientes variables:
- 🌍 distancia
- 💰 dinero
- ⌛️ tiempo (o lo que es lo mismo, días de vacaciones)
Los afortunados que pueden prácticar el SlowTravel no deben preocuparse del FOMO, al menos no cómo está explicado en esta consulta, pues el tiempo no es nunca un problema para no ver cosas.
El tamaño sí importa
También hemos detectado que tiene una relación directamente proporcional al tamaño de la guía. Si un país pequeño en extensión como Japón tiene una guía del mismo tamaño que la de Europa Mediterranea, la cantidad de cosas a ver (y por ende el estrés que eso nos puede generar) se incrementa. ¡Eso por no hablar del grosor de la guía de Tokyo!
Probablemente esto hace que valoremos más un trayecto de 20 horas para llegar a unas playas paradisíacas del sudeste asiático que las maravillas que tenemos a menos de 1 hora de viaje (distancia y precio), porque «España tiene lugares preciosos, ya los veré cuando me jubile» (tiempo) Como no sabemos cuándo volveremos a visitar ese destino, no queremos perdernos nada. Algo que tiene bastante lógica, pero que irremediablemente provoca unos síntomas y unas consecuencias que pueden cargarse nuestro viaje soñado.
ETAPAS DEL FOMO
El FOMO, como otras patologías, tiene una serie de etapas hasta que llega a su apogeo. Como en una reunión de alcoholicos anónimos, identificar los síntomas es el primer paso hacia la cura.
Al final nos damos cuenta de que hemos cambiado los porsis (por si acasos…) a la hora de hacer una mochila por los Ysis (y si me pierdo esto) antes y durante del viaje.
1. Recopilar información
Acabas de recibir el email de confirmación de tus billetes e immediatamente te pones en lo que tu llamas búsqueda de información, pero en el fondo sabes que es una especie de TOC (trastorno obsesivo compulsivo) que te lleva a pasar por uno (o varios) de estos estados:
1⃣ Comprarte una (o varias) guías: juras y perjuras odiar a las guías del planeta solitario por varios motivos (ausencia de fotos, masificación de lugares…) pero al final te la acabas comprando para prepararte mejor el viaje. Eso hasta que descubres que en Amazon, The Book Depository o Ebay puedes comprarlas de segunda mano y en inglés por menos de 6€. Entonces es posible que caiga otra de otra editorial para comparar información y tener otras fuentes. Y luego encuentras otra sólo de la capital, y claro, a ese precio…
2⃣ Rotulador en mano, pasarte una tarde (o más) subrayando aquello importante de la guía, hasta que media guía acaba de color amarillo. ¡Momento de pasar a la siguiente!
3⃣ Pasar por una agencia de viajes y coger un catálogo de esa zona, para así inspirarte en los itinerarios que hacen los expertos. ¡Si vale eso, tienen que ir a sitios guays!
4⃣ Pero claro, las guías son demasiado mainstream y genéricas, y tu buscas itinerarios concretos para x días o un destino específico. Entonces recurres a tu gran amigo Google con búsquedas cómo:
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- «Qué hacer en…»
- «Visitar (ciudad) en X días»
- «Hidden gems of (ciudad) ➡️ sin duda la mejor búsqueda😂😂, la que te lleva a aquellos ríncones secretos que no salen en las guías pero que de tanto salir en internet, cuando llegas están tan o más masificados como la Sagrada Família.
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Este punto 4 te lleva irremediablemente a los tres siguientes puntos.
5⃣ Crearás un listado word / google doc (a mano si eres de los clásicos) con los links que son de tu interés. Con la excusa de de encontrarlos mejor, los irás agrupando por temática. Esta opción puede verse complementada por los ❤️ en todos los tweets que hablen de ese destino para así poderlos leer después con calma y añadirlos a la lista.
6⃣ En un 90% de los casos, tu búsqueda en Google hará que acabes en uno (o más) blogs de viajes, de esos que te cuentan experiencias reales 😅 y te dan información práctica (precio de la comida, dónde comer hasta reventar, en qué karaoke dormir unas horas…)😬. Y en poco rato te encuentras con 20 pestañas abiertas, y practicando lo que se conoce como Bloghopping: saltar de blog en blog en busca de más y más información, ya que es muy posible que:
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- se contradigan entre ellos 😕😬
- te recomienden lugares que hasta ahora no habias ni oído 😎
- tengan información poco actualizada
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Por supuesto, la mayoría de esos posts entrarán directos a tu lista particular.
7⃣ Pedirás consejo a conocidos. Hay destinos que se ponen de moda y casualmente todos tenemos un amigo o conocido que recientemente ha estado allí. ¿Qué mejor información que aquella que nos dan de primera mano? ¡A la lista que va! Aunque igual su itinerario haya durado el doble que el tuyo, te las apañas para encajar ese ¡pero no te puedes perder ir a…!
Es muy posible que el FOMO haya empezado a aparecer tras alguno de estos estados. Tienes demasiada información acumulada y ya te hueles que no podrás verlo todo… Toca pasar a la fase 2
2. Plasmar información
Tu lista de links es más larga que una carta a los Reyes Magos de un niño de 5 años. Entonces creas dos documentos para ir organizando la información y así ir eliminando la que no te interesa (si esta última tarea es demasiado complicada, tu FOMO es bastante avanzado)
- 🌍Mapa personalizado en Google Maps🌍 Allí vas colocando tus puntos, poniéndoles iconos identificativos y descripciones, para así ir limitando las zonas o ver las distancias que puede haber entre puntos.
- 🗓 Calendario (o excel) con los sitios dónde dormir, en caso que hagamos ruta 🗓 Creemos que nos ayuda a planificarnos mejor si tenemos que coger varios transportes y así saber mejor los días que le podemos dedicar a cada destino. En el ejemplo inferior vemos la planificacion de la ruta por Nepal e India
SÍNTOMAS DEL FOMO
Si has llegado hasta aquí, es porque los puntos de arriba te son (bastante) familiares. Además, la pregunta de turno es: ¡Qué bien!¿Ya lo tienes todo preparado? ¡Ni que fueran las oposiciones a guía turístico! Pero te lo tomas así, no sea que te pierdas algo. El exceso de información recogida por diferentes canales nos puede crear:
Estrés durante la preparación
Tu lista de links ya es demasiado larga, por lo que mirarla ya hace que te entre la ansiedad. Sabemos que hay demasiadas cosas para ver y nos falta tiempo (admítelo, te faltaría tiempo incluso si estuvieras toda la vida). Te cuesta seleccionar la información y empezar a eliminar puntos del mapa o eliminar links. Pero aún y así, sigues añadiendo puntos y links.
Te escudas en la excusa de que lo que falte, para la próxima, que así volvemos
Saberte de memoria los horarios
De trenes, autobuses y todo lo que necesitas para transportarte. Mientras lo estás preparando, tienes pesadillas por las noches con horarios que te persiguen y combinaciones imposibles de transporte público.
Encierros de fin de semana
Te has pasado unas cuantas horas delante del ordenador, intentando decidir el mejor itinerario para ver más cosas. Has dejado de salir a tomar unas cervezas con la excusa de es que tengo que preparar el viake.
Por fin, sabes que sufres FOMO cuando llegas a la siguiente conclusión:
CONSECUENCIAS
Planear en exceso un viaje puede llevar a las siguientes consecuencias:
Rechazo al destino
Has leído tanto que pierdes las ganas de ir, y lo que tenía que ser un momento bonito de soñar un viaje, se convierte en un estrés constante. ¡Y no quieres ni oir hablar del destino en cuestión!
Posible desilusión al llegar
Durante tu preparación has visto miles de imágenes del destino, en todas las épocas del año. Muchas de ellas fueron tomadas por fotógrafos profesionales, con buena luz, en horas sin gente. Y llegas tú y aquello está abarrotado. Te habías hecho tantas expectativas sobre el destino que cuando llegas esperas más. Quizás sea por eso que muchas guías de viaje son parcas en fotografías, para ahorrarte el disgusto.
Modelo tour borreguero
¿Cuántas veces has flipado con los japoneses que en una semana se hacen La Sagrada Família, comen una paella en Valencia, cenan de tapeo en Granada y desayunan porras en Madrid?😱😱 Para muchos, es su semana de vacaciones y el viaje largo, así que hay que aprovecharlo al tope. Vaya, esto me suena… Seguro que en alguna ocasión has criticado a todo turista guiado que se pasa el día en un bus, baja, tiene 10 minutos para hacer fotos y hacer un pipí, seguir a la de l paraguas y volver al bus. Y ahora te encuentras en la misma situación (sin guía del paraguas ni autocar🚍), pasando de puntillas por ciudades que merecen algo más que un pit-stop rápido. ¡Y tu vocecilla interior gritándote por traidora, porque ese modelo de turismo no es el que quieres seguir!
Así es como pasas por las ciudades
Apalanque de tus compañeros de viaje
Si viajas con más gente y sufres FOMO, darán por hecho que tu te vas a encargar de toda la planificación y ellos se tomarán el viaje como un relax. ¿Para qué van a molestarse en mirar algo, si a ti se te da muy bien? Puedes aceptar ese rol,¡pero después de no te quejes de que no se han mirado nada y no saben a qué hay que ver en esa ciudad!
Adiós a la improvisación
Dicen que los mejores momentos de un viaje ocurren cuando menos te lo esperas. Llevar una agenda demasiado llena te impide unirte a los planes que puedan surgir en el camino, aquellos que no tenías previstos (y que pueden darle mil vueltas). En ese momento te entra la duda de si mejor malo conocido que bueno por conocer. Malo por conocer, siempre. Aunque eso signfique quedarte un día más en ese pueblo porque al día siguiente te han invitado a una fiesta. Así fue cómo celebramos Galungan con una familia balinesa, pues ni siquiera habíamos oído hablar de esa celebración antes. Si te cierras en banda a los pop-up plans que puedan salir, posiblemente te estés perdiendo lo mejor del viaje.
¿CÓMO CURAR EL FOMO?
No vale haber llegado hasta aquí directamente. Sentimos decepcionarte amigo, pero creemos que el FOMO no tiene cura mientras sigas teniendo fecha de regreso, es decir, mientras no practiques Slow Travel ( y tenemos nuestras dudas de que se erradique, probablemente sólo disminuya, emmascarado por la sensación de libertad de tener todo el tiempo del mundo). Se nos ocurre que podrías pedirle a alguien de confianza que te acompañara a un viaje sorpresa, sin desvelarte el destino. Pero hablando ahora como pacientes, sabemos que acabarías pasando por una oficina de turismo nada más aterrizar, por eso de sólo me llevo un folleto con lo más esencial para no tener la sensación de haberte perdido cosas.
Personalmente, es una de las cosas que no sabemos hacer cuándo viajamos y que cuánto más viajamos, más nos damos cuenta de cómo nos afecta.
¡Nos encantaría que nos diérais vuestras recetas para curarlo!📝 ¡Tomamos nota! Y que también, si tenéis FOMO como nosotros, nos lo hagáis saber, para no pensar que estamos solos.
Distingida Doctora, jo vaig néixer immune a aquest virus viatger, llàstima, per que llegint les seves patologies, com m’hagues agradat estar una mica infectada. Felicitats per la seva consulta.
Crec que li pots demanar a la teva filla que te’n passi una mica, però amb mesura, que l’excés de virus és dolent per a la butxaca.
Jajjajjja madre mía como si no tuviéramos poco con el virus viajero ¡el FOMO!
Bueno, reconozco que alguna vez lo he sentido pero por lo general soy y viajo bastante relajada y siempre pienso que si me dejo algo no pasa nada, que siempre puedo volver (llámalo autoengaño porque sabemos que NO puedes volver absolutamente a TODOS los sitios en los que has estado…) Pero bueno, creo que esto es lo contrario al «dejarse llevar» y yo soy mucho de dejar espacio para el caminar sin rumbo y dejarme sorprender, y a veces así das con cosas realmente increíbles y lugares a los que casi nadie llega 😉
Besotes
Evidentemente el FOMO es todo lo contrario a dejarse llevar. Yo intento lo segundo, de verdad, pero la planificación me puede muchas veces. Bueno, ya lo vivistéis en Mauricio! Aunque mola mucho llegar a lugares por casualidad!
Nosotros por primera vez en 10 meses (y 30 y pico años) no tenemos guía del país. Roberto pensó que con lo que me había estudiado como una loca en las 12 horas que pasaron entre que compramos el billete a Sri Lanka y llegamos al país, tendríamos suficiente. A veces pienso que sí, pero cada vez que alguien menciona un lugar desconocido le lanzo una mirada que podría derretir glaciares, jeje
Hoy íbamos en el tren entre Kandy y Ella (un imprescindible forever and ever recomendado por todas las guías) y sólo en nuestro vagón podía haber 6 o 7 Lonely Planets ¡a la vista!. Al final no sabe uno si es mejor leérselo todo para no arrepentirse de haber pasado por un Must sin saberlo o dejarse llevar y disfrutar con calma lo que se vive… Y lo peor es que el slow motion es relativo… salvo que seas un alma totalmente libre sin fecha de regreso E ingresos generados durante el viaje…
¡Vaya tostón! Un abrazo y suerte, porque cura yo no le veo…
¡de tostón nada!¡Qué fuerte, 12 horas desde que comprásteis el billete hasta que llegasteis! Eso sí que es una buena terapia de choque al FOMO! Si es posible, leer por encima pero intentar dejarse llevar, aunque en este tema no soy nadie para dar consejos (en casa del herrero, cuchara de palo!)
Hola 🙂 A mí me pasó antes de (y durante) mi viaje a Japón. Si supiera como curarlo, os lo díria…
Acabo de descubrir este blog y me encanta 😀
Un beso desde Polonia
¡Hola Gosia! Es que Japón es el que ha despertado nuestro FOMO de la forma más bestia ¡Hay tantas cosas por ver! Me alegro que nos leas desde Polonia, lo tenemos en la checklist (¿nos atacará también el FOMO entonces?)
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