Siempre que hacemos un vuelo largo intentamos que la escala (si la hay) sea larga para poder visitar la ciudad, aunque sea fugazmente durante unas horas. Así lo hemos hecho en Doha, Dubai y Beijing. Cuando en enero salió la tarifa error de Iberia para volar a Japón, ya sabíamos que ibámos a tener una escala no buscada en Bruselas, la capital de Europa, por lo que el BCN-BRU lo cogimos lo antes posible para así poder aprovechar el tiempo.

Nosotros siempre intentamos que la escala larga sea a la ida, pues es cuando tienes el subidón de las vacaciones y no te importa tardar un poco más si así puedes visitar otra ciudad. A la vuelta significa que todo se acaba, y a más de uno nos duele volver a casa y en ese momento nos teletransportariamos.

SI TE DIGO BRUSELAS…

piensas en cerveza, moules&frites, gofres y chocolate (no podemos evitar ser unos gordos con esas fuentes de chocolate!). Con un poco de suerte pensarás en Tintin y las bandes desinées, en el Atomium y en el flamenco (, no, ésta no, el idioma). Vendrá a tu mente la Grand Place, una de las más bellas de Europa, pero que esconde a su vez una macabra leyenda. Dicen que el arquitecto se dió cuenta de que el edificio no era simétrico y se tiró desde arriba de la aguja…

Quizás sea menos conocida la iglesia gótica de Notre Dame du Sablon, o la terraza panorámica del Museo de la Música o incluso su pavellón japonés (¿un pavellón japonés en Bruselas?).

Cabe decir que yo hago trampas, pues viví en Bruselas durante cuatro meses con motivo de mi segundo Erasmus. Pero eso fue en 2008 y ahora mismo soy incapaz de orientarme😭😭, así que esta visita a la ciudad es casi como pisarla por primera vez.

manneken Pis Bélgica
Verano del 2007 ¡Cómo ha pasado el tiempo!

Esta claro que la capital belga bien merece un fin de semana para descubrir sus encantos y secretos, pero a continuación te explicamos cómo visitar Bruselas durante una escala de avión y conseguir que te entre el gusanillo de volver. Y volver es fácil, pues hay vuelos lowcost por poco más de 20€ ida y vuelta, así que no hay excusas.

EN EL AEROPUERTO DE BRUSELAS

Hemos aterrizado en Zaventem (aeropueto principal) a las 11.40am y nuestro vuelo hacia Madrid sale a las 18, por lo que tenemos poco más de 5  horas para acercarnos a la ciudad. Es importante asegurarse de tener margen de tiempo suficiente para no tener un disgusto luego. Cómo viajamos con equipaje de mano, tenemos dos opciones:

  1. Cargar la #trollchila y mi mochila durante nuestra excursión
  2. Dejarlas en las taquillas del aeropuerto.

Hace dos años descubrimos que las taquillas de las estaciones de tren pueden ser el mejor amigo del mochilero, permitiéndote visitar una ciudad sin la carga de la mochila. En el caso del aeropuerto de Bruselas, se encuentran en la planta 0, pegadas a la fachada para quién abandona la terminal hacia la estación de autobuses. O eso es lo que decía internet, porque no fuimos capaces de encontrarlas😂(o no dedicamos suficiente tiempo a su búsqueda), así que vinieron con nosotros.

CÓMO LLEGAR AL CENTRO

La forma más rápida

Es muy importante que el traslado desde y hacia el aeropuerto sea fluido, para perder el menor tiempo posible. En nuestro caso, además, queremos que sea barato. Por eso la mejor opción es el tren directo, que pasa cada 10 minutos y te deja en Bruxelles-Central, la estación mejor situada para iniciar una visita exprés a la ciudad.

Antes de ir nos informamos en Turismo de Bélgica para confirmar que el tren era bastante estable y no habían los problemas que tenemos aquí con Cercanías, así que es el método más rápido y fiable para plantarse en el centro de la ciudad en sólo 17 minutos. El precio del billete standard ida y vuelta es de 17.20€ y se puede comprar online, ahorrándote así colas en el aeropuerto . Este precio ya incluye el sobrecargo de la red Diabolo.

El tren os dejará en Bruxelles Central, a escasos 7 minutos a pie de la Grand Place, el famoso (y pequeño) Maneken Pis y el Mont des Arts, desde dónde se tienen bonitas vistas de la parte alta de la ciudad.

La forma más barata

Si tenéis un poco más de tiempo que nosotros, la forma más barata de llegar al centro es cogiendo un autobús de la línea 12 o 21. Sobre horario tardan unos 35 minutos en llegar hasta Schuman (la zona europea de Bruselas), pero depende del tráfico, por es recomendable optar por el tren si se va con el tiempo justo. El billete cuesta 4.50€ (comprado fuera del bus) o 6€ (comprado en el bus). El billete te permite hacer transbordo durante 60 minutos, así que podéis coger el metro hasta la parada de  Bourse, a un paso de la Grand Place.

EL CORAZÓN DE BRUSELAS

Llegamos a Gare Central y bajamos andando a la Grand Place, entrando en las galerías
cubiertas St.Hubert, dónde los amantes del chocolate encontrarán su perdición,
económicamente hablando pues aquí se encuentran las mejores chocolaterías de la ciudad.
Entramos a la Grand Place por la zona norte, no sin pararnos antes en la Belgique
Gourmande, dónde una fuente de chocolate atrae a todos los que pasan por delante.
Justo ese día habían acabado de “plantar” el árbol de Navidad, preludio del festival (plaisirs
dhiver), y todas las fachadas estaban ligeramente iluminadas de color rosa.

A partir del día 25 de noviembre empiezan los Plaisirs d’Hiver, ,el mercado navideño típico de las capitales europeas. Aparte de las casitas tan cuquis de madera, en la Grand Place hacen un espectáculo de mapping y sonido bonito de ver si te encuentras allí.

plaisirs d'hiver Grand place

A un par de manzanas de la Grand Place está otro famoso (y pequeño) símbolo de la
ciudad: el Manneken Pis. Esta estatua del niño meón tiene un extenso armario de más de
800 trajes donados por diferentes entidades, y que viste en su día.
Mientras te acercas a la esquina del Maneken, hay dos cosas que no puedes evitar: las
manadas de turistas japoneses y las gofrerías como LeLlegamos a Gare Central y bajamos andando a la Grand Place, entrando en las galerías
cubiertas St.Hubert, dónde los amantes del chocolate encontrarán su perdición,
económicamente hablando pues aquí se encuentran las mejores chocolaterías de la ciudad.
Entramos a la Grand Place por la zona norte, no sin pararnos antes en la Belgique
Gourmande, dónde una fuente de chocolate atrae a todos los que pasan por delante.
Justo ese día habían acabado de “plantar” el árbol de Navidad, preludio del festival (plaisirs
dhiver), y todas las fachadas estaban ligeramente iluminadas de color rosa.
A un par de manzanas de la Grand Place está otro famoso (y pequeño) símbolo de la
ciudad: el Mannken Pis. Esta estatua del niño meón tiene un extenso armario de más de
800 trajes donados por diferentes entidades, y que viste en su día.
Mientras te acercas a la esquina del Maneken, hay dos cosas que no puedes evitar: las
manadas de turistas japoneses y las gofrerías como Le Funambule, con todo el género
expuesto y ese extra de aroma que te llama. Estos dos doctores no somos de piedra y
caemos en la dulce tentación,mientras los japoneses se pelean por hacerse la foto con el
enano.
Volvemos a cruzar la Grand Place en dirección opuesta, en dirección a la animada calle
Rue des Bouchers, dónde se encuentran la mayoría de restaurantes para turistas que
exhiben orgullosos su menú multilingüe donde no puede faltar el plato estrella de la
gastronomía belga: moules et frites (mejillones con patatas fritas!!!) Y es que lo de los
belgas con las patatas fritas es de campeonato Están tan orgullosos de ser los inventores
de tal manjar que se dice que solicitaron incluirlas en la lista de patrimonio de la Humanidad,
junto con el flamenco.
Al cruzar llegamos a uno de los bares más famosos de Bruselas, el Delirium Tremens,un
bar de Guinness:tiene la carta de cervezas más larga del mundo (o por lo menos, lo era en 2004, con cervezas de más de 60 países)

HOP ON HOP OFF BUS

Tenemos la peor combinación posible: poco tiempo y mucho por ver, así que optamos por la solución perfecta para este caso: el bus turístico.  Aunque generalmente huímos de las turistadas, aquí no nos queda más remedio que reconocer que es cómodo y además, no tienes que preocuparte de si vas en la dirección correcta.

Como en muchas otras ciudades, los double-decker rojos recorren las calles, haciendo paradas en los puntos más singulares. En el caso del City Sightseeing Brussels, cuenta con dos líneas de una duración de 75 minutos (sin paradas y con tráfico normal) cada una, que cubren los emblemas de la ciudad. Para no hacerlo complicado, han marcado las líneas como la azul y la roja.

¿Cómo funciona?

Ambas líneas se cruzan en la estación central, cerca de la Catedral, siendo ésta la única parada de intercambio. Existen billetes de 24 y 48 horas que permiten subir y bajar del autobús tantas veces como se desee (Que en nuestrsido pocas) con precios de 25 y 30€ respectivamente. TRUCO: si los compras por internet, te ahorras 2€ (que no te van a sacar de pobre, pero podrás tomarte un buen gofre o cerveza a cambio).

Al entrar nos han entregado la audioguía, disponible en 8 idiomas, con sus correspondientes auriculares, para que vayamos siguiendo la explicación geolocalizada.

¿Qué línea escojo?

¡Acabas de hacer la pregunta del millón! Nosotros en casa nos estuvimos mirando la Guía de Bruselas para saber qué ruta era la mejor. Y nos costó decidirnos, porque ambas tienen puntos guays: la azul el atomium, la roja el Barrio del Sablón. Desde Turismo de Bruselas nos recomendaron coger la roja si es la primera vez en Bruselas y luego coger el metro hasta Atomium si todavía nos quedaba tiempo.

city sightseeing bus brussels
Rutas del bus turístico: ¿cuál escogemos?

Aunque nos hacía mucha gracia ver el Atomium, decidimos coger en primer lugar la línea roja, pues pasa por la parte más señorial de Bruselas, el corazón europeo y los barrios Art Nouveau, que es el nombre que recibe el modernismo en Bélgica.

Nuestra ruta

Al subir al bus el conductor nos entrega los auriculares para que cada uno pueda escuchar
la audioguía en el idioma que quiera. El bus remonta Mont des Arts,dejando a la izquierda el
espectacular edificio modernista del Museo De los instrumentos musicales, a la terraza del cuál
recomendamos subir para tener unas vistas geniales del palacio real y el parque.
El bus gira a la derecha por en la empedrada Plaza Real y enfila la avenida Real, con el
palacio de Justicia siempre al frente. A nuestra derecha queda la preciosa iglesia gótica de
Notre Dame du Sablon.
De tiendas
Pasamos por la avenida Louise (o Louiza,porque en Bruselas todas las calles tienen doble
rotulación, en valón y en flamenco), dónde se encuentran la mayoría de tiendas bien de la
Capital.

Art Nouveau

Tras desviarse por el barrio donde está el museo modernista de Victor Horta (todo un
referente del movimiento Art Nouveau en la ciudad) llegamos a una de las zonas más bonitas: los étangs de Ixelles, un barrio de casitas bajas construido entorno a dos
estanques.

Capital Europea

En la ruta roja de descubrimiento de la ciudad no podía faltar la zona europea que tanto
movimiento aporta a la ciudad. Aunque el Parque du Cinquantenaire ( totalmente
recomendable, yo vivía cerca) estaba cerrado, pasamos al lado de los imponentes edificios
del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo. N o deja de ser gracioso pasar por los
sitios dónde colocan a los corresponsales de noticias El Parlamento se puede visitar y se
ofrecen servicios en todos los idiomas de la unión.
Por falta de tiempo sabíamos que no íbamos a poder bajarnos, pero por lo menos nos
serviría para ver la ciudad
Y ante de volver al aeropuerto no podíamos irnos sin probar otro de sus platos típicos: la
mitraillete, una delícia que hace totalmente justicia a su nombre. Se trata de una baguette
rellena de carne (fricandel,boulette o hamburguesa) con lechuga, tomate, salsa a escoger y
patatas fritas ( os he dicho que son orgullo nacional).

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Tras esta receta está
Sara
Infectada del virus viajero sin ganas de curarse. Fotógrafa que prefiere viajar sin equipaje. Sinceridad ante todo, escribo sobre experiencias vividas. ¿Te animas a seguirme en mis viajes?
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1 comentario en “Cómo visitar Bruselas durante una escala de avión”

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