Cuando vayas a Granada, no olvides el bañador en tu equipaje. ¿Cómo? Pero si Granada ciudad no tiene mar, se le deben haber subido las tapas a la cabeza a esta pobre.
En tu lista de cosas a hacer en Granada está visitar la Alhambra, tapear o comer en algún restaurante mítico de la ciudad, pasear por el Albayzin, tapear, ver flamenco en el Sacromonte, tapear y tomarte algo en las teterías de las calles cercanas a la Catedral. Eso de hacer turismo urbano puede ser muy estresante.
Por ese motivo te pido que te traigas el bañador, porque existe un remedio para que visitar una ciudad como Granada en un fin de semana no te pase factura el lunes: haciendo una parada en el Hammam Al Andalus en Granada.
Hammam en pleno centro de Granada
Escondido en la calle Santa Ana, paralela al río Darro y al famoso paseo de los tristes, se encuentra la entrada al hammam, aunque es tan pequeña que es fácil pasarla por alto. Nada parece indicar que en esta estrecha calle hay un complejo de relax. Está tan metido hacia adentro del edificio que no me extrañaría nada que en caso de holocausto nuclear o ataque zombie sólo sobrevivieran las cucarachas y los clientes que en ese momento están en el Hammam, que saldrían ajenos a todo lo que ha pasado mientras ellos disfrutaban de un momento de relax.
Relax desde el primer minuto en el Hammam Al Andalus en Granada
Nada más abrir la puerta forjada unas escaleras te conducen a la recepción. Allí te dan un pareo de cuadros y una pulsera que identifica el tipo de tratamiento que vas a seguir. Te hacen pasar a la sala de espera, que te recuerda a un patio típico andaluz. En las mesas, teteras con té moruno (té verde, menta y azúcar) y limonada a disposición.
Cuando llega tu turno te indican el camino hacia los vestuarios: las mujeres en la planta de abajo. Allí puedes dejar tus cosas en unas taquillas de madera con código y verás que hay todo lo que necesitas: champú, jabón, acondicionador, secador de pelo, crema corporal e incluso bolsas de plástico para poner el bañador mojado una vez acabes (y si no me has hecho caso y no has traído bañador, también puedes comprarlo).
Evidentemente, y por respeto a la intimidad de otros usuarios, no puedes hacer fotos dentro del recinto de baños. De todas formas y aunque se pudiera, la humedad no es demasiado buena para las cámaras. Por eso este artículo lo ilustramos con las que nos han pasado desde Hammam Al Andalus, aunque es de esas pocas veces dónde la realidad supera de lejos la fotografía. Y es que tanto las fotografías que puedas ver en este artículo como las de su página web (poco intuitiva para encontrar la información) son incapaces de plasmar en píxeles el olor y sensación que se tiene al recorrer los pasillos de los baños.
Viaje en el tiempo
Cruzas descalz las cortinas que llevan a la sala común y te da la sensación de haber viajado en el tiempo: el espacio está iluminado únicamente por velas y decorado con motivos árabes, como si los hubieran traído directamente de la Alhambra, de aquella época nazarí en la que los baños árabes en Granada se convirtieron en un lugar para la higiene, el placer, o la vida social a través de la reunión relajada, envuelta en vapor, suave música andalusí, y con la luz cenital que penetraba por las lucernas de las bóvedas. Todo eso se mantiene exactamente igual, así que es fácil realizar mentalmente este viaje en el tiempo.
Un miembro del personal te acompaña para enseñarte las instalaciones: baño de agua fría a 18ºC, baños de agua caliente a 40ºC, piscina templada a 36ºC (realmente tienes la sensación que sea mucho menos) y baño de vapor. Bajando las escaleras iluminadas con candiles en farolas de hierro se encuentran las salas de masaje, y al fondo, una gran piedra plana caliente, que recuerda a las de los baños turcos (¡ahora sé de qué me suena el paño!).
Nos avisarán cuando sea nuestro turno del masaje de 15 minutos que incluye el tratamiento más bárato. Mientras tanto, deja que tus ojos se vayan acostumbrando a la ténue luz de las velas y tu imaginación se transporte a la época gloriosa del dominio musulmán de la ciudad. En la decadencia, los baños fueron convertidos en hornos de pan para aprovechar las calderas que calentaban el agua.
Con este panorama, verás que hay muchas parejas, pues es un regalo perfecto para sorprender a alguien, aunque por supuesto también puedes venir sólo, ya que se trata de desconectar.
A tu aire en el Hammam
Duraante la hora y media que dura el recorrido, puedes bañarte en culquiera de las 5 piscinas, con la única norma de pasar por la ducha cada vez que salgas del baño de vapor, imagino que para no dejar los macarrones trozos de piel exfoliada por ahi. Con la lluvia que nos ha cogido fuera, sólo me apetece meterme en el baño de agua caliente, del que sé que no querré salir. En la teoría de la evolución de Darwin, mis antepasados debían descender de los macacos de Japón 👇👇 (yo soy de estos) 👇👇👇👇
La hora del masaje en el Hammam Al Andalus
Nos vinen buscar al rato para el masaje relajante de 15 minutos con aromas esenciales que puedes elegir recibir en espalda, piernas o todo el cuerpo. Estírate en la camilla y disfruta, ¡porque se te va a hacer muy corto! (si te gustan los masajes como mí, te recomiendo que en el momento de hacer la reserva cojas uno más largo). Como su nombre indica, es relajante y por lo tanto no aprietan demasido los músculos ni te sacan contracturas (nada que ver con los masajes tailandeses que tanto disfruté en Tailandia por precios irrisorios), pero saldrás enamorado de las manos del o la terapeuta.
Tras el masaje y hasta que te notifican que se ha acabado la sesión puedes seguir moviéndote libremente por las piscinas. Aunque no estás solo en el recinto (por respeto a los demás habla bajito si vas acompañado) es fácil cerrar los ojos , apoyar la cabeza en uno de los escalones y dejar que tu cuerpo flote, con las orejas metidas en el agua. La música es tan suave que ayuda a que conseguir esa relajación total, bien merecida después de un día de trote por la ciudad.
Una de las 2 piscinas de agua caliente está en una habitación rematada por una cúpula decorada con motivos arábigos, iluminada por unas linternas ténues, de forma que simula cómo la luz del día se cuela por las celosías de los ventanales.
Y cuándo tus dedos se arruguen de tanta agua, puedes servirte un té moruno o bien jugar una partida de ajedrez sin salir de la zona de baños.
Posiblemente hayas ido a varios spas, pero te aseguro que pocos tienen el encanto y la capacidad tan grande de harte viajar sin moverte de la piscina de Hammam Al Andalus.
¿Entiendes ahora por qué debes poner el bañador en tu maleta?
Información útil del Hammam al Andalus en Granada
Precio del Hammam al Andalus en Granada
El tratamiento básico es el baño, que cuesta 30€. Pero tras nuestra experiencia y si puedes, coge por lo menos el baño y masaje relajante, al menos de 15 minutos, que cuesta 45€. ¡No tires tu entrada a la Alhambra porque te hacen un descuento del 10%!
¿Cuándo ir al Hammam al Andalus en Granada?
El Hammam de Granada está abierto de 10 am a 12 de la noche, en turnos de 1,5 (horas pares). Pero visto el estado de relajación total en el que te quedas después de, mejor dejar la visita para los turnos de la tarde, para ir directo al hotel al salir o de tapeo por la zona de Plaza Nueva, con bares tan típicos como los Diamantes o las Bodegas Castañeda.
¿Qué debo llevar al Hammam al Andalus en Granada?
Más que llevar, debes no traer (o dejar fuera) tu malhumor, tu estrés y los problemas del día a día. Ellos te proporcionan toalla/pareo y como hemos dicho más arriba, todo lo necesario para que tu experiencia sea lo más relajante posible.
¿Pueden ir niños al Hammam al Andalus en Granada?
Sí, mayores de 5 años y acompañados por un adulto responsable que se ocupe de ellos y no permita que berreen y corran a sus anchas, molestando al resto de los usuarios.
¿Existen contraindicaciones para ir al Hammam al Andalus en Granada?
En el caso de estar embarazada, consulta con tu médico antes de reservar, ya que debido al calor puede bajarte la tensión o resbalarte.
¡Qué relajación! Una buena forma de completar una visita a la preciosa Granada!
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