El sur de Cataluña siempre ha sido para nosotros ese gran desconocido, seguramente el precio de los peajes y nuestro amor incondicional por la Costa Brava hayan tenido mucho que ver.
Desde que compramos la Terroneta pensamos que había que ponerle remedio e ir a descubrir los paisajes sureños. Pero nunca encontrábamos el fin de semana, hasta que la previsión meteorológica daba diluvio y nieve en todo el territorio catalán (y parte del francés) excepto en el pequeño triangulo que el río más largo del país forma en su desembocadura. ¿Queríamos señales? ¡Toma pronóstico soleado para todo el fin de semana!Así que mientras el diluvio caía sobre Barcelona, nosotros escapábamos de él.
¿Qué hacer en el Delta de l’Ebre?
En sus 320km2 de extensión podemos encontrar muchas actividades para hacer y disfrutar de la naturaleza.
Observación de aves
¿Sabías que el delta del Ebro es hogar de más 350 especies de aves? Por eso hay diferentes puntos dónde puedes observarlos en su hábitat natural, como por ejemplo el estany de La Tancada. Para facilitar el acercamiento sin molestar a los animales, han construido casetas de acercamiento. Eso sí, olvídate de tu teléfono para hacerles fotos, pues estas áreas están un poco alejadas y necesitarás un buen zoom si quieres volver a casa con una foto decente, aunque la imagen de ver tantos animales en libertad es el mejor recuerdo que puedes llevarte.
Yo reconozco que soy una persona más de mamíferos que de aves, pero me fascinó ver los grupos de flamencos tan cerca, especialmente cuando levantaban el vuelo y podías ver sus alas rojas.
Hay varias zonas de avistamiento y 8 rutas de birdwatching, situadas la mayoría de ellas en el hemirío sur, en las lagunas de la Tancada y l’Encanyissada.
Ir en bicicleta
Sin duda la mejor forma de descubrir la reserva de la Biosfera a tu ritmo y todos sus secretos . Dado el escaso desnivel de la zona, cualquiera (incluso personas en escasa forma física como nosotros😅) puede recorrer sus caminos sin prisa y perderse entre campos de arroz que en época de cosecha nada tienen que envidiar a los de Bali.
Desde la oficina de turismo nos recomendaron contactar con Pascual de 4 camins, una empresa familiar de alquiler de bicicletas que además de conocer muy bien el terreno por haberse criado en él, proponen una fusión ciclo-gastronómica para conocer en profundidad la zona. Como su nombre indica, han creado 4 rutas de diferente dificultad (entre 15 y 30 km) en las que si se quiere se puede incluir una parada en un restaurante de la zona, que sirve como referencia. Cada vez que se realiza una ruta (con o sin menú en el restaurante), te ponen un sello en la cartilla, y una vez has completado las 4, te obsequian con una paella.
Tienen dos tipos de bicicletas, las de paseo (12€/día) y las mountain bikes (10€/día). Nosotros cogimos las de paseo, tipo holandesas, pues cometimos el error de pensar que serían más cómodas al tratarse de un trazado plano. El problema no fue el desnivel (prácticamente inexistente), sinó la postura que uno adopta sobre la bicicleta al pedalear, que al ser diferente de la que llevamos normalmente acabó con nuestra espalda, ya cargada con el equipo de fotos.
Nuestra idea inicial era seguir la ruta roja de 25 km, que rodea las lagunas y las casetas de observación de pájaros. Pero recorriendo el carril bici que circula paralelo a La Tancada estábamos tan cómodos y disfrutando tanto del paisaje que nos acercamos a la Casa de Fusta y otros dos miradores. Nuestra ruta siguió hasta Poblenou del Delta, un pueblecito situado enmedio de verdes arrozales (ahora justo habían retirado el agua de los campos para prepararlos para la siembra) que parece propio de alguna de las islas Canarias.
Helios, amor u odio
Y es que el viento es el gran protagonista de nuestra segunda parte de la ruta. Soplando de lado nos dificultó mucho avanzar y que nos costase mucho mantener ritmo constante, por lo que cambiamos nuestra ruta hacia Trabucador para iniciar la vuelta. Y al cambiar la dirección de nuestra marcha, todo lo que habíamos sufrido unos pocos metros antes se convirtió en pocos metros en cuesta virtual hacia abajo, en la que el viento se encargaba de empujarnos y prácticamente no tuvimos que pedalear.
Practicar kitesurf
En un lugar dónde el viento tanto puede ser tu peor enemigo como tu más fiel compañero, son muchos los que quieren emular a Ícaro y acercarse con sus velas hacia el sol. En la zona del Trabucador hay varias escuelas de kitesurf y las coloridas velas se confunden con las aves y los colores del atardecer.
Disfrutar de los amaneceres y las puestas de sol
No puedo evitarlo, cada vez que salimos o viajamos yo voy en busca del sol. O mejor dicho, quiero contemplar todos los amaneceres y atardeceres que me sean posibles (aunque eso implique madrugar), porque cada uno es único e irrepetible, como cada día de la vida. Y durante nuestra estancia en el Delta vimos salir el sol (coincidiendo con el cambio horario) desde la cama a través del retrovisor de la furgoneta y también esconderse tras las montañas desde la pasarela de Trabucador, a escasos 10km de distancia de nuestro punto inicial. Siempre reflejado en el agua, gracias a posición privilegiada de este pequeño triángulo de tierras que el río Ebro ha ido depositando antes de morir en el Mediterráneo.
Visitar el escenario de un videoclip
Esta es para los groupies de U2. ¿Os acordáis de Vertigo, la canción que abría el disco de How to dismantle an atomic bomb? El videoclip de ese mítico (e incomprensible) 1,2,3…14 se rodó aquí, en la zona de la Punta del Fangar. Al igual que algunas escenas de la película Sahara.
Llegar hasta un faro rodeado de dunas
La Punta del Fangar es sin duda uno de los lugares más especiales del Delta del Ebro. Para llegar a él hay que dejar el coche en la playa de la Marquesa y andar un poco por la arena. A tu derecha el Mar Mediterráneo, a tu izquierda dunas que te recuerdan a las que viste en Marruecos, aunque sin el color rojizo de Erg Chebbi. A lo lejos, a ratos borroso por la calima y con la sensación de que sea un espejismo, se alza el Far del Fangar, rodeado por las dunas. El far ilumina las tierras del Ebro desde 1864, pero ha sido reemplazado varias veces.
Desde el parking hasta el faro hay apenas 4km en línea recta, pero para hacer esta excursión sin dificultad alguna son necesarias un par de horas, pues el paisaje invita a pararse, mirar a ambos lados y desconectar.
¿Dónde dirías que estamos, si sólo vieras estas imagenes?
Información útil
¿Cuándo ir?
Gran parte del Delta del Ebro son campos de arroz, por lo que para disfrutar de unas magníficas vistas lo mejor es informarse de los ciclos del arroz para que nuestra visita coincida con el máximo esplendor, es decir, campos sembrados pero aún inundados, de forma que el cielo se refleja en todas las parcelas que alcanza la vista.
Por desgracia nosotros cogimos justo que habían vaciado los campos y estos estaban yermos, una pena pero también la excusa para volver, pues según dicen cuando los campos están en su apogeo, Poblenou del Delta parece un oasis de casitas blancas entre tanto verde.
Según podemos ver en estas fotos, entre marzo y abril se vacían los campos para prepararlos para la siembra, que se lleva a cabo entre finales de abril y principios de mayo. Entre mediados de junio y principios de julio se incrementa el nivel de agua, momento en el que los campos están más verdes y bonitos. A mediados de septiembre se procede a recoger el grano. En enero y febrero se inundan de nuevo los campos para tareas de consevación.
Todos los locales nos dijeron que en mayo es la mejor época para ir al Delta del Ebre. Nos recomendaron también acercarnos para la fiesta de la plantada a principios de junio, que recoge tradición y gastronomía.
¿Dónde pernoctar?
El Delta del Ebro es territorio 100% furgonetero. Al tratarse de un espacio natural, hay lugares como platja del Trabucador o platja de la Marquesa dónde hay carteles explícitos de prohibido acampar y aparcar de 21 a 09, pero es facil encontrar sitios dónde pasar la noche en la furgo sin problemas. Ojo con querer aparcar en la playa, pues las ráfagas de viento y olas pueden ser fuertes y podemos tener un susto o embarrancar. Nosotros llegamos el viernes por la noche que ya era oscuro y aparcamos al final del paseo marítimo de Riumar. Había otras 3 autocaravanas por lo que pensamos que sería un buen sitio. Por la mañana vimos lo cerca que estábamos de la playa, apenas separados por unas dunas.
Aparte de los sitios que puedas encontrar “por libre”(ya sea en caminos o zonas urbanas) en la zona de la Casa de Fusta hay una zona de caravanas enorme y gratuita con zona de sucias, restaurante y la posibilidad de alquilar bicicletas.
Si no bajas en furgo y quieres disfrutar de tu estancia en el Delta, te recomendamos la casa rural Lo Fangar, con piscina y granja, dónde los más pequeños podrán estar en contacto con los animales. Jaume es super amable y hará todo lo posible para que os sintáis como en casa!
[box type=»info»] Queremos agradecer a 4 camins que nos prestara las bicicletas para poder escribir esta entrada y darles difusión en redes sociales . Sin embargo, la opinión expresada aquí arriba está completamente basada en nuestra experiencia[/box]
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