A estas alturas no vamos a descubrir América cuándo decimos que en el Andalucía se come bien, y que Granada es ciudad foodie por excelencia. Con la excusa de celebrar el 67 cumpleaños de Papi Mochilero, pensé que sería buena idea aprovechar nuestra escapada para hacer algo de turismo gastronómico. Organicé las reservas para que fueran sólo las comidas, pues por las noches quería vivir el ambiente de tapas, las famosas cañas y tapas por menos de 2 euros, siguiendo las recomendaciones de expertos nativos como La Cosmopolilla
Intentar hacer un post sobre el mejor restaurante de Granada sería una gran osadía, una tarea digna sólo del paladar más fino, tanto como preguntarle a un niño «¿A quién quieres más: a papá o a mamá?». Es por eso que ante la dificultad de escoger, vamos a dedicar dos posts a dos restaurantes de la ciudad, uno por cada día que estuvimos en ella. Comenzamos por La cuchara de Carmela.
La Cuchara de Carmela
Carmela podría ser tu abuela. Esa que siempre te llenaba el plato cuando apenas habías comido dos cucharadas, esa que siempre te decía «niña que no comes ná» y la que conocía la dedillo todas las recetas sin necesidad de consultar constantemente los ingredientes y tiempos de cocción. A la vez que mantenía los platos de toda la vida, Carmela iba innovando, añadiendo su toque personal pero sin perder su esencia. El constante reconocimiento de aquellos que probaban sus platos la llevó a crear los tres restaurantes que hay en la ciudad: El Pescaíto de Carmela, el Carmela, y La Cuchara de Carmela, unidos bajo el slogan de «Hoy quiero comer bien» (spoiler, ¡vaya si comimos bien!)
Llegamos a La Cuchara de Carmela un viernes al mediodía en busca de sabores tradicionales y platos (como su nombre indica) de cuchara, de esos que tan feliz hacen a mi padre y que la gente joven (porque sí, aún soy joven) ni siquiera sabemos cocinar (o no tenemos ni tiempo ni paciencia).
Nos sentamos en la parte de arriba del bonito edificio de finales del siglo XIX con vistas sobre el río Genil y a la plaza del Humilladero, en la zona habilitada para restaraurante, ampliamente iluminada con luz natural y decorada con elementos típicos de la cocina de Carmela. En la planta baja hay la zona para un tapeo rápido.
La comida de La cuchara de Carmela
Aurora, una simpatiquísima camarera con todo el que había en la sala, nos trajo la carta dividida en los siguientes apartados y que indica en cada plato si es sin gluten o vegetariano, para que no tengas que ir preguntando.
- Ensaladas
- Para compartir
- La cuchara
- Carnes
- Con un par de huevos
- Pescados
- Dulce final
En momentos así te entran los sudores fríos y la indecisión, pues no sabes qué pedir porque sólo con el nombre (porque los restaurantes de bien no tienen foto junto a los platos) ya se te hace la boca agua. Lejos de encontrar cocidos y potajes, los nombres nos sugieren (y no van equivocados) una innovación en la tradición gastronómica andaluza que tenemos muchas ganas de probar.
Si como yo prefieres huir de la carta por miedo a que la cuenta se te desmadre, también tienen menú del día, llamado menú ejecutivo, por 19€, con platos del mismo tamaño que los de la carta.
Los entrantes de la casa
Antes de tomar una decisión en firme, nos traen dos entrantes de la casa, para ir abriendo apetito: Magdalenas de jamón y queso con base de salsa césar y la tapa gourmet que presentaban al concurso de Granada de Tapas: compacto de carrillera y codillo envuelta en tocino con espuma de manzana ácida anisada y corteza de cerdo.
Para compartir
Ahora ya sí que nos toca decidir, y optamos por pedir para compartir unas berenjenas fritas con miel de caña y el revuelto de morcilla y pera con huevo a baja temperatura y reducción de Oporto. El plato de berenjenas es enorme, no me extraña que con él ya coma un grupo.
Tras acabar cada servicio, nos cambian platos y cubiertos para recibir nuestra siguiente elección, para la que hemos estado un buen rato mirando la carta de arriba a abajo.
Los platos principales
Pese a poder haber pedido algo tan típicamente granaíno como el guiso de rabo de toro, me decanto por las alcachofas con huevo a baja temperatura, foie y jamón, mientras que mi padre elije el pulpo asado con mojo picón y cremoso de patata. En general, los platos de cocina de autor tienden a ser de proporciones minúsculas presentados en un plato gigante. ¡De eso nada en La Cuchara de Carmela! Te traen una ración justa, ni demasiado pequeña ni exageradamente grande, pero con la que no sales del restaurante con gana.
Los postres
Aunque no nos consideramos para nada unos expertos gastronómicos, no hay comida que se precie sin un buen postre. Siempre hay lugar en el estómago (el cuál está trabajando al 200%) para un poco de dulce. ¡Qué le vamos a hacer, somos así de golosos!
Yo tengo dos debilidades: la tarta de queso y los frutos rojos. Así que la elección estaba entre la tarta de queso o la leche frita con salsa de frutos rojos, por lo que me fié del criterio de Aurora. Mi padre fue a lo «clásico» y optó por un siempre infalible brownie de chocolate con Curd Lemmon, que vino con sorpresa (¡todo un detallazo por parte del personal!👏👏) incluida.
¡Volveremos a La Cuchara de Carmela!
A medida que por nuestra mesa pasaban los platos de arriba, la sala se había ido llenando y no quedaba ni una sola mesa libre, lo que siempre es buena señal en un restaurante. Pese a haber degustado varios platos, no tuvimos en ningún momento esa sensación de comida navideña que sólo incita a levantarse de la mesa para ir a tumbarse en la cama. Con la infusión humeante delante, me dediqué a observar a los otros comensales, algo que no puedo evitar. Platos bien presentados iban y venían en las manos del atento personal, al que en ningún momento se le borraba la sonrisa ni el salero, además de tener toda la paciencia del mundo para explicar cada plato a quién se lo preguntaba.
Volvemos de Granada habiendo comprobado que el éxito de un restaurante depende no sólo de tener un buen cocinero, sinó también de la calidad de los productos con los que elaboran los platos, la presentación de cada plato y por supuesto, el cariño del personal que te atiende cada día.¡ Y en esto la Cuchara de Carmela se gradúa con todo los honores!
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¡Muchas gracias por la mención y por seguir mi ruta de tapas por mis bares preferidos de Granada! 🙂 que tenga que venir una de fuera a descubrirme un nuevo lugar… Ja ja ja no conozco La cuchara y me lo apunto desde ya porque tiene una pinta buenísima. ¡Qué ganas de una leche frita ahora que va llegando la Semana Santa! A mi abuelo le salía espectacular… Un beso enorme
Hombre, tu guía es un must de la ciudad! Sobre lo de que venga uno de afuera, siempre pasa, no te preocupes! Con Carmela tienes 3 en 1, uno para cada día! 🙂 Pinta buenísima se queda corto 😉
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