Tenemos ganas de verano, de sol, playa y chiringuito. De pasar todo el día fuera y volver a casa un poco más morenos. Eso implica escoger entre dos opciones:
- Bocadillo o túpper, dentro de una nevera azul (ojo, tiene que ser homologada como dice Dani Rovira, si no no vale): gasto 0 y saber que nadie te va a quitar tu pequeña república independiente, ese trozo de playa por el que has tenido que pelear para poner la toalla.
- Ir a comer por ahí. «Ya que estamos fuera, ¡pues un día es un día!»
Es en este segundo caso en el que me voy a centrar, pero claro, comer bien en la Costa Brava puede ser toda una odisea.. Desde que escogemos esa opción, si estamos en una zona medianamente turística, comienza un via crucis para encontrar un restaurante dónde no nos cobren un riñón por un plato de pasta congelado y que, por supuesto, nos dejen entrar con nuestras pintas playeras. ¿Quién no ha acabado pagando 20€ por un plato combinado recalentado? Un primer consejo: huid de los establecimientos con la carta el más de 2 idiomas, pues claramente están enfocados a turistas con poco gusto culinario.
Yo soy una enamorada de la Costa Brava catalana, ya lo veréis durante este verano. Normalmente me inclino por la primera opción, pues prefiero ir a playas que están un poco perdidas y no voy a deshacer camino para ir a comer. Pero con esta entrada os quiero ahorrar trabajo (y posibles dolores de estómago y cartera) si vais a una playa cercana a Blanes, la puerta de entrada de la Costa Brava.
¿Dónde comer bien en la Costa Brava?
¿Es eso posible? ¡Rotundamente SÍ! y además, barato. Eso sí, tendréis que sacrificar el comer en primera línea de mar. Os aseguro que no lo echareis de menos por unas horas.
Os quiero recomendar un restaurante de Blanes al que muy posiblemente no llegaríais nunca si no te lo recomiendan. Se trata de la Fonda Can Setmanes, un establecimiento familiar que se encuentra perdido en una callecita del centro de Blanes.
El local no acepta reservas y yo he llegado a tener que esperar en verano ¡de la cola que hay! porque el boca-oreja funciona. Evidenemente, la carta la tiene sólo en castellano y catalán. Hay que tener en cuenta que el horario de comidas es de 13 a 14.30, por lo que hay que llegar relativamente pronto.
Lo más destacable de este restaurante familiar es su menú de tres platos y postre de cocina casera. ¡Todo hecho en casa! Y lo mejor es el precio: 10€ entre semana, 15€ el fin de semana (incluye pan, vino y agua).
ACTUALIZACIÓN 2020: el precio del menú de fin de semana es de 17€, pero sigue manteniendo los 3 platos (entrante, primero y segundo) con los postres y la bebida (vino de la casa o agua). También tienen un menú consistente en entrante y arroz con bogavante (en lugar de los otros dos platos) por el mismo precio.
Las raciones son tan abundantes que tenemos que pedir para llevar, en ese caso nos cobran 0.50€ Muy razonable para no tirar comida.
Hoy mi padre y yo hemos decidido darnos un homenaje. Nuestro menú ha sido:
ENTRANTES
PRIMEROS
SEGUNDOS
Y los POSTRES, ¡que no falten!
Cómo podéis imaginar, ¡después de tal comilona nuestro siguiente paso ha sido andar los 5 minutos que nos separan de la playa y echarnos una buena siesta a la orilla del mar! También podéis aprovechar para subir a la Palomera y disfrutar de las vistas, a la vez que bajar un poco la comida (¡ya avisamos que no es tarea fácil!)
¿Conoces otros restaurantes de la Costa Brava dónde se encuentren unicornios como éste? ¡Déjanoslos en comentarios!