Nadie puede negar que en España se come bien, vayas dónde vayas. Seguro que en 5 segundos eres capaz de decirme un plato típico. 1,2,3… Cocido madrileño, cochinillo de Segovia, paella valenciana, bacalao vasco, lacón con grelos gallego, pa amb tomàquet catalán pero ¿y de Canarias? Plátanos y papas, ¿no?
Aunque son ingredientes fundamentales en su gastronomía, Canarias es mucho más que eso, al igual que sus atractivos turísticos van más allá del verano perenne.
Reinventarse o morir
Tenemos saturación turística, y si un destino quiere destacar, debe diferenciarse de los demás y apostar por una propuesta original que otorgue valor y calidad. Eso es lo que ha hecho La Palma (¡no confundir con Las Palmas de Gran Canaria!) con la iniciativa #LaPalmaConSabor (conjuntamente con Blog on Brands), consistente en invitar a bloggers de Madrid, Bilbao y Barcelona a unos showcookings para degustar la cocina autóctona, siguiendo la dicha de si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.
¡Y vamos si vino la montaña! Cargada de ingredientes propios (¡dicen que 200kg de equipaje extra!) para darnos un tratamiento intensivo para nuestro estómago, aunque también para nuestro espíritu, amenizando la ya de por sí entretenida cena con folías (canciones típicas canarias) y el conocido buen humor canario (será por los 365 días de sol).
Ruta gastronómica
Desde Visita La Palma nos han preparado una ruta gastronómica para traernos lo mejor de la isla, presentado en forma de originales (y sabrosos) platos. Pero yo quiero ir más allá y te propongo un ejercicio de abstracción que nos llevará de ruta por la isla Bonita para recoger todos los ingredientes. ¿Subes al bus? Para que no te pierdas, te he preparado este mapa interactivo dónde puedes ver qué zonas de la isla recorreremos en busca de nuestros ingredientes, así como algunos puntos de interés y su explicación.
Recolección de ingredientes y visita a la Isla
Cierra los ojos y respira hondo. A tu alrededor, un intenso aroma a sal. Cuando abres los ojos, estás delante de las salinas de Fuencaliente, al sur de la isla. Delante de ti tienes un cuadro pintado por la naturaleza, donde el blanco de la sal contrasta con el azul del mar y el negro de la playa. La sal de estas salinas tiene una gran importancia en la cocina palmera, ya que se utiliza para realizar salmueras (tanto de atún como de papas) y conservar los alimentos. En el restaurante Jardín de Sal recogemos a Juan Carlos y Mónica, que serán nuestros conductores en este paseo gastronómico por la isla.
Mientras nos llevan hacia el norte, Mónica nos canta una folía, la canción tradicional de la Isla, aderezada con algo de picante (que cada uno entienda lo que quiera). Cruzamos el parque de los volcanes de Teneguía, un paisaje espectacular dónde tuvo lugar una de las últimas erupciones volcánicas, en 1971.
Vamos dirección este, hacia la Breña Alta, para cargar uno de los ingredientes básicos: la papa negra. Para que te hagas una idea de su importancia, decirte que también se la conoce como oro negro y su valor sube en las fechas cercanas a navidad, como si de los langostinos se tratara. Con el maletero lleno de papas (¡nunca les llames patatas!) vamos en busca de una rubia con nombre de princesa de agua guanche: la cerveza Gara. Nos cuentan que su intenso sabor se debe a la fabricación artesanal con tres tipos de malta y dos tipos de lúpulo,mezclados con aguas de la isla y es este elemento el que le aporta unas características únicas y extraordinarias. ¡Ganas me dan de probar esta cerveza, aunque no beba alcohol!
Bordeando el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente por su parte sur llegamos hasta el desvío que nos llevará hasta la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, en el puerto de Tazacorte, el mejor lugar para comprar el patudo (atún rojo), ahora que es temporada. Aquí nos embarcamos en una excursión para realizar un avistamiento de ballenas y delfines. ¿Sabías que ¾ de los cetáceos del planeta pasan por aguas canarias?
Volvemos hacia el interior y el paisaje se vuelve verde a medida que nos adentramos por la caldera de Taburiente hacia la Hacienda del Cura, un pintoresco y reducido grupo de viviendas con privilegiadas vistas hacia el interior del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Es en este entorno dónde se crían las 140 cabras palmeras de Hoya de la Caldera, una pequeña explotación ganadera en la cuál recogemos el queso palmero (al ser fresco todavía no llega a la DO)
Seguimos hacia el noroeste entre viñas y paramos en las bodegas Noreste para comprar el vino Albillo Criollo
Tras pasar por los campos de almendros en flor, nos hacemos en el mercado de Puntagorda con unos cuantos kilos de almendras, un producto que en los años 50 era tan importante que se exportaba en cantidades industriales al Reino Unido.
Aprovechamos la parada para estirar un poco las piernas y hacer la ruta de los dragos de Buraca, una caminata obligada para todo aquel que visita la zona noroeste de la isla, con el aliciente de pasear por la mayor concentración de dragos de la isla con el océano Atlántico al fondo.
Un desvío nos vuelve a llevar a la costa para comprar el cabrito de raza palmera, alimentado con los pastos típicos de la isla.
Empieza a caer la noche y nos desviamos de la LP4 para llegar al sitio más mágico de toda la isla una vez se ha ido la luz del sol, el Roque de los muchachos. La Palma fue la primera destinación mundial en obtener la denominación de starlight, lo que significa que tiene uno de los cielos con menos contaminación lumínica y por lo tanto dónde más estrellas se pueden ver. Es por ello que en la cima hay un observatorio astronómico, aunque para disfrutar del espectáculo sólo es necesario sentarse en el suelo y mirar hacia arriba. ¡Seguro que nunca has visto tanta estrella junta!
Cuando retomemos la ruta, iremos por la curva carretera hacia la punta noreste, dónde hay las verdes plantaciones de ñame. El ñame es un tubérculo que se cría bajo tierra durante dos años, y dicen que si se toma, aumenta la posibilidad de tener gemelos (¡ahí lo dejo chicas!). Mitos aparte, este desconocido tubérculo es uno de los ingredientes protagonistas de la cocina palmera por su versatilidad: se usa tanto en cocido, como en entrantes como en postres, con un poquito de azúcar.
No podemos irnos de La Palma sin bañarnos en el mar. En la costa de Barlovento podemos darnos nuestro chapuzón en las piscinas naturales de La Fajana, hechas en la propia piedra, ideal cuando el mar está muy movido. ¿Y qué decir del verde bosque de laurisilva de los Tilos? ¡Seguro que tiene que ser mágico perderse entre sus senderos!
Nuestra particular lista de la compra nos lleva a Puntallana, en la costa este, concretamente al Molino el Naype, para recoger el que probablemente es uno de los alimentos más controvertidos de la gastronomía canaria: el gofio. Se trata de un trigo tostado que se utiliza en muchos formatos: al natural (con leche), en potaje, con queso blanco, en platos salados de cuchara o en postres. ¡Como ves sirve para todo! El Naype es un molino tradicional que data de 1983, aunque no es hasta 1980 cuando fue adquirido por sus actuales dueños. Setenta años después esta familia continúa la tradición de los molineros en la producción de gofio.
Y ahora que ya lo tenemos todo, ¡sólo falta ponernos a cocinar!
La Palma Con Sabor
Después de este pequeño recorrido por la Isla, llega el momento de la verdad: Mónica y Juan Carlos se ponen (y nos ponen) manos a la masa para traernos una inyección de sabor que entra directa en vena. Empieza #LaPalmaConSabor
Milhojas de ñame con queso fresco y mojo cilantro
Empezamos con algo suavesito. En la mesa hay el ñame y el queso fresco de cabra laminado, y nos enseñan a hacer el mojo cilantro, con un cilantro, un par de dientes de ajo y aceite de girasol para no matar el sabor del cilantro. Después de un buen rato con el mortero (el que no maja no mojaaaaa!), ya está todo listo para que cada uno nos vayamos montando nuestro particular milhojas, rociándolo con miel de palma (que no os engañe el nombre, viene de la Gomera). ¡Quién nos iba a decir que el ñame iba a estar tan rico! ¡Si es que ya lo dice su nombre, ñaaaaaaaam!
Patudo en salmuera con cama de boniato
Estando en una isla, no podía faltar el plato de mar, bautizado como patudo en salmuera con cama de boniato y mojo rojo, muy similar en sabor y textura al romescu catalán. El patudo es el nombre que recibe el atún rojo en la isla y es abundante debido a las corrientes marinas. Antes de cocinarlo ha estado en agua con sal durante una hora, pero éste no queda salado, sinó que toda se queda en la piel. Al contrario de lo que podamos pensar, el patudo se cocina vuelta y vuelta en la plancha, de forma que su interior es prácticamente rosado.
Y aunque es evidente que iba a haber pescado, tenemos un problema: yo no como pescado, y ya había avisado a la organización. Pero queda tan bonito en el plato que le doy una oportunidad, y otra…y otra… ¡y otra hasta que no queda nada en el plato! ¡No hay mejor respuesta que ésta a la pregunta “¿Cómo estaba el patudo?”! No hace falta decir nada más, ¡estoy a punto de repetir y todo! 😉
Cabrito hervido en mojo rojo con papas negras y gofio
Como en las bodas, si hay plato de pescado también lo hay de carne, con los dos elementos más básicos de la cocina palmera como guarnición: papas y gofio. Gofio con agua para amasarlo y hacer una especie de “panallets», sobre los que podemos poner las papas. Las papas han pasado previamente por un recipiente de agua con sal (200ml/l), ¡hasta que la papa flota!. Al haber estado hervido en mojo rojo, el cabrito sale super tierno y no se nota casi el picante del mojo.
La estrella de la noche
Ya hemos probado el mar, la montaña y el verde de La Palma, aunque no hay cena que se precie sin un buen postre. Y Juan Carlos se ha guardado la mejor carta para el final, presentándonos un inédito en forma de delicatessen que resume perfectamente la esencia de la isla: canelón de albillo criollo con crema de natillas y almendras bañado en sopa de hierbabuena y con crumble de galleta. ¡Con semejante presentación cualquiera no hace un hueco!
Con una gelatina de vino albillo criollo, coloca encima la crema de natillas y almendras, envolviéndolo con amor como si fuera un canelón. Hecha por encima la sopa de hierbabuena (que huele a mojito sin alcohol) y el crumble de galleta. Como suele pasar con el postre, ¡¡siempre queremos más!!
Durante todo el showcooking los dos cocineros nos han desvelado los ingredientes secretos mejor guardados, esos que no se pueden comprar en ningún mercado de la isla, sino que forman parte de ella allí dónde vayas: el amor, el salero, el buen humor y el ritmo pausado.
Seguro que tienes ganas de ver cómo fue la cena y sus preparativos, aquí tienes el vídeo (¿casualidad que la canción sea Sabor Isleño? :P) y el resumen en menos de un minuto.
Si la intención era dejarnos con ganas de volver (o en mi caso ir por primera vez) a la Palma, sin duda lo han conseguido (especialmente con el postre, ¡aunque yo también repetiría el patudo!). Seguramente insitu todavía se potencie más el estallido de sabor en nuestro paladar, por lo que una ruta gastronómica es una muy buena excusa para visitar la isla.
¿Y qué opinan los doctores reunidos por Blog on Brands para #laPalmaConSabor? Si pasas el ratón por cada punto verás su opinón ¡Qué unanimidad!
Espectacular post Sara. Felicidades por el excelente trabajo. Una explicación detallada de un gran evento gastronómico y la dosis justa de inspiración viajera para querer volver a La Palma. ¡Bravo!
¡Gracias Ana! ¿La dosis justa de inspiración? ¡No! Mientras preparaba el post creo que tuve sobredosis de motivos para ir a La Palma! 😉
Que chulo Sara!!! Me encanta el enfoque que le has dado a los productos palmeros de los que disfrutasteis en Barcelona!!! Espero podamos conocernos en persona!!! Por cierto me gusta mucho la línea de tu blog!
¡Gracias Silvia! Compartimos el patudo (¡y eso que yo no como pescado!) ¡Nos vemos en La Palma! 🙂
Vaya pinta más buena que tiene todo lo que os prepararon en Barcelona. Después de leer tu post todavía tengo más ganas de conocer La Palma e indagar más en su gastronomía. Saludos y enhorabuena por el trabajo que has hecho.
¡Gracias! La verdad es que estaba todo riquísimo. ¡A cualquiera no le dan ganas de ir a La Palma!
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