Aterrizamos en el aeropuerto de Varanasi y rellenamos los dos formularios de immigración. Nada más salir de la zona, nos asaltan los taxistas al grito de «Madam taxi madam». Primero hay que cambiar dinero. La rupia india está a 61rs por dólar. Nos ofrecen 55rs, que se convierten en 57 cuando ven que nos damos la vuelta. Igualmente es mal cambio, por lo que prefiero sacar del cajero, ya que con Evo banco no me cobran comisión.
¿Cómo llegar a Varanasi desde el aeropuerto?
Nuestro cs nos ha dicho que 500rs es lo correcto para llegar hasta Assi Ghat, a unos 30km del aeropuerto y al lado del Ganges. Cuando doy la dirección en la garita de taxis pre-pagados (para evitar problemas de que el taxista quiera cobrar más de lo acordado), nos piden 750rs. Le digo que 500 y acepta rápido. Nos piden el dinero y yo mi ticket, en el que pone 750. Pregunto y me explica que otro viajero también viene, así que aprovecha el viaje para irnos dejando. ¡Y yo que pensaba que era mi primera batalla ganada en India!!!
Tardamos una hora y media en llegar a nuestro destino, esquivando bicicletas, rickshaw y tuktuks, al toque constante del claxon. Caos, más que en Kathmandú (y eso es difícil!). La primera sensación es que todavía hay más pobreza que en Nepal, aunque el PIB sea ligeramente más alto que en ese país.
¿Dónde dormir en Varanasi?
El taxista nos deja en nuestro destino y ahora nos queda encontrar el Banarás Paying Guesthouse, perdida en un callejón. Ya os habéis cansado de Couchsurfear? Para nada, pero aquí la fórmula es un poco diferente: precio rebajado en la PC2 y luego todo el día con nosotros. Suerte que Shyam me grita desde la moto (en realidad es fácil reconocernos, padre e hija europeos y con mochilas). Nos abren nuestra habitación, cucarachera en toda regla (salvo por la ausencia de estos simpáticos animales) pero limpia, con un colchón duro de los que tanto éxito tienen aquí. Dejamos todo y subimos a la terraza, dónde Naveen nos explica cosas de la ciudad mientras enormes mosquitos nos acechan. Será la única vez de todo el viaje que utilicemos las mosquiteras/cortinas de Ikea impregnadas en casa con permetrina.
Resulta que esta noche es el cumpleaños de uno de los huéspedes y lo celebraremos todos arriba. En total seremos 2 alemanes, un belga, 2 indios y 3 españoles, pues en el PC hay una chica de Madrid, Julia, en su 4a visita a la India. Ella ha cocinado fideos y otros platos indios, que sirven en platos desechables de hojas de parra. Hello spicy food! Se abren algunas latas de cerveza, que en unos días irán cotizadísimas por el Holi. Durante toda la cena nos acompaña una música muy animada que procede de algún sitio cercano, posiblemente una boda, así que decidimos acercarnos a cotillear una vez terminemos. Como en todo buen cumpleaños que se precie, no puede faltar un pastel!
Recogemos todo y bajamos en busca de la boda. Por lo que nos ha explicado Julia, son divertidisimas y (al contrario que nosotros) ellos están encantados que un extranjero se «cuele» en ella. Pero tras dar algunas vueltas por los callejones, cuando llegamos ya no se oye música, se ha acabado. Con la ilusión que nos hacía!!
Aunque son poco más de las 2230, nos acostamos (bajo sacos y mosquiteras), pues mañana madrugaremos para recorrer el Ganges en barco.