A las 6:15am suena el despertador y Naveen sale de su habitación para acompañarnos en el paseo en barca al amanecer por los Ghats de Varanasi, que serán 300rs por persona al ir sólo nosotros dos.
Nos sentamos los tres en la barca y el barquero empieza a remar remontando el Ganges. A nuestra derecha, un tímido sol rojo que va subiendo poco a poco, para despertar la ciudad dormida de nuestra izquierda, calma, llena de paz.
Nadie diría que estamos en la misma ciudad que ayer nos recibía a golpe de claxon, en la que los conductores de ricksaws y tuktuks tienen que esquivar constantemente no sólo a los otros vehículos sino también a las vacas, perros y otros animales que campan a sus anchas por la ciudad.
Una ciudad a la que doy momentáneamente la espalda para contemplar el espectáculo matinal del sol rojo sobre la niebla, las barcas y las bandadas de pájaros que sobrevuelan el río. Ahora mismo sólo hay una inmensa sensación de paz y tranquilidad.
Una tranquilidad y paz que no sólo contrasta con el caos circulatorio, sino también con la sombra de la muerte y la tristeza. Varanasi es una de las ciudades santas del hinduismo. Se considera que el que muere allí se salta el ciclo de reencarnaciones, por lo que son muchos los que hacen un último esfuerzo para llegar hasta aquí. Una vez difunto, los familiares encienden pilas funerarias en los Ghats para quemar el cuerpo y cuando éste queda reducido a cenizas, echarlas al río sagrado.
Naveen nos explica que no todo el mundo es incinerado. Los que mueren por enfermedades contagiosas, como la lepra, son tirados directamente al río (juntamente con monos, perros y vacas, animales considerados sagrados).
A la ceremonia de cremación sólo pueden asistir los familiares y amigos masculinos del difunto, pues se considera que las mujeres no son lo suficientemente puras para ello.
Las barcas se acercan a los dos ghats de cremación, en los cuales hay dos pilas ardiendo, pero como es comprensible nos piden que no hagamos fotos de cerca como respeto al dolor de la família por la muerte de un ser querido.
Nuestro paseo dura una hora y media aproximadamente, llegando hasta el pintoresco Scindhia Ghat, situado justo al lado de Manikarnika Ghat (el ghat de cremación). Aquí se encuentra el templo de Shiva, parcialmente submergido, pues se hundió durante la construcción del ghat en 1830. Las calles estrechas de la parte superior esconden varios templos inportantes de Varanasi.
Durante la vuelta vemos como las ribas se van llenando de gente que viene a darse un baño, realizar sus rituales de higiene matinal o lavar la ropa. Esto no tendría más importancia de no ser porque el Ganges es uno de los ríos más contaminados del mundo. El valor de polución a partir del cual no es salubre es 500, y aquí es de 1.500.000!! Pero ellos lo siguen haciendo tan ricamente, total de algo hay que morir.
Espectacular descripcion, me has vuelto a transportar a la que para mi fue la ciudad mas especial de las que he visitado nunca.
¡Gracias Pepe! ¿De eso se trata,no? De poder usar las palabras para transportarnos un poquito más lejos.
La verdad es que yo iba con 0 expectativas y, pese al caos, fue la ciudad que más me gustó de todas las de la India. Ya veo en tu foto de perfil que a ti también!