Muchas veces viajar empieza con un vuelo, el que nos lleva a nuestro destino. ¿Cuántos vuelos habéis cogido en vuestra vida? ✈️✈️ Nosotros ya hemos perdido la cuenta.Pero hoy os voy a hablar de otra forma de volar, la que de verdad hace que te sientas cómo un pájaro. Os voy a hablar de volar en parapente en Organyà.
Organyà, tierra de parapente
Si eres asiduo a subir a Andorra, posiblemente te suente Organyà como uno de los pueblos por los que pasas antes de llegar, si no vas por el túnel del Cadí. O por sus embutidos. O por los macarrones de El Portal, que hasta en TV3 se hicieron eco de la receta. Pero no te preocupes si no te suena, es un pueblecito tan pequeño (841 habitantes) que el Foraster le dedicó un capítulo.
Nosotros conocimos Organyà en el Mercat de Escapades, una feria organizada por turismo de Catalunya dónde las distintas poblaciones se dan a conocer (y sí, también hay bolis gratis en los stands). La asociación de comerciantes de Organyà hizo un sorteo, y cómo no, nos apuntamos. Esa misma tarde nos llamaron que a #PapiMochilero le había tocado uno de los premios:
- 1 noche en Organyà
- 1 comida o cena para dos
- 1 lote de embutidos
- 1 vuelo en tandem en Parapente
Así que la excusa del vuelo nos fue perfecta para descubrir esta zona de Catalunya, una de las mejores de Europa para volar en parapente, no en vano recibe el nombre de la montaña mágica.
La experiencia de volar en parapente en Organyà
Tras un primer intento anulado por mal tiempo, llegamos el sábado por la mañana a Organyà, dónde nos estaba esperando Jose, el profesor de la escuela Volar en Parapente, una de las tres que hay en el pueblo. Nos indicó como llegar a la zona de aterrizaje, situada unos kilómetros al norte de la localidad. Desde allí se ven los parapentes en pleno vuelo y cómo aterrizan. Esta zona tiene unas mesas de pícnic «a la sombra», algo que es de agradecer.
Yo tenía hora a las 13, y tuvimos que esperar un rato por la falta de viento. Jose nos explicó que primero debía volar quién pesara menos, ya que era posible que luego el viento fuera más fuerte.
¿Qué se siente al volar en parapente?
Subimos a la zona de despegue, me puse el arnés y Jose me dió las instrucciones de forma simple y clara: «Cuando diga tira, corre. Y no te sientes hasta que te lo indique». ¡Todo claro capitán! Se puso detrás mío, alzó la vela y me dijo la palabra mágica: ¡Corre! Así que sin pensarlo demasiado, y con una vela que tiraba hacia atrás, tiras hacia el vacío. ¡Sobretodo no frenes! Y de pronto estás en el aire, volando.
En ese momento, sientes una sensación muy especial: estás a cientos de metros de altura, a 60km/hora pero no parece que te muevas. A tus pies, el pueblo y la carretera por la que hace unas horas habías pasado. Delante tuyo las montañas, que te arropan en el vuelo. Jose domina la vela, y te vas moviendo lentamente, mientras sientes el viento en la cara. ¿De verdad estamos volando? Excepto la lejanía con el suelo, nada hace que te lo parezca.
Tras unos cuantos giros en busca de las térmicas que te eleven, aparece tu peor enemigo: el mareo. Sabías que iba a autoinvitarse a esta fiesta, pero no esperabas que fuera tan pronto. ¡Y es que yo me mareo en una colchoneta en una piscina! Si eres como yo, tómate una biodramina un rato antes de volar. Le indicas a Jose que vaya bajando, y te preparas para el aterrizaje. «¡Sube los pies!», el suelo se acerca pero tienes total confianza en tu instructor, que para algo lleva tantos años volando. Como era de esperar, 0 problemas en tomar tierra.
No hay viento, por lo que tendremos que esperar al día siguiente para que vuele Papimochilero.
Segundo vuelo en parapente
La tarde del domingo se presenta mucho más animada, tanto por el viento como por el campeonato de vuelo que se celebra, que hace que la zona de despegue esté llena de expertos, patrocinados por RedBull. Varias velas se elevan a la vez, llenando el cielo de color.
Antonio está listo para despegar, en un momento de parón de la actividad profesional. Yo me quedo a los mandos de las cámaras. Las instrucciones son las mismas que para mí, correr y no sentarse.3,2,1, ¡adelante!
Mientras él disfruta de su vuelo, nos dirigimos hacia el campo de aterrizaje. ¡Se ven tan lejos las velas desde el coche!
Aquí tenéis nuestra experiencia completa.
Si después de este vídeo os habéis animado a volar, yo recomiendo contactar con Volar en Parapente (si decís que vais de parte nuestra, seguro que estará contento). Jose es un profesional como la copa de un pino y como profesor, su principal preocupación es la seguridad, por lo que si no hay condiciones suficientemente seguras, ese día no volaréis.
Es una experiencia genial Sara. Yo volé hace muchos años y tengo unas ganas de repetir increíbles. Me alegro de que te gustase a ti también!!!!
Un abrazote