En el pot petit està la bona confitura. Así dice un refrán catalán, refiriendose a que lo bueno se encuentra en recipientes pequeños. Un refrán que podemos aplicar perfectamente a nuestra comunidad autónoma, en la que en menos de dos horas puedes pasar de estar esquiando a bañarte en el mar. Prácticamente en el centro, está la comarca de la Anoia, a poco más de una hora de Barcelona pero tan desconocida. Y en la zona norte, atravesada por el eje C-25, la zona de la Alta Anoia recuerda al visitante la importancia que tuvo años atrás debido a su situación estratégica.
Por ese motivo os traemos 3 propuestas para que la Alta Anoia no sea solo una tierra de paso.
Ruta en bicicleta por la Alta Anoia
¿Por qué no descubrir parte del territorio de la Alta Anoia haciendo (algo) de ejercicio? Nos encanta ir en bicicleta y aún no lo habíamos probado con A, así que la propuesta de la BaCiCleta nos sedujo de inmediato. Desde su pequeño local en Calaf, ponían a nuestra disposición un par de bicis eléctricas, una sillita y un track, dejándonos a nosotros la parte más divertida: pedalear siguiendo la historia, concretamente por las pistas de la ruta de la Batalla de Prats de Rei. Esta ruta recorre los principales espacios históricos de la batalla de los Prats de Rei, del año 1711 durante la Guerra de Sucesión.
Antes de empezar a pedalear, Anna nos da una explicación de cómo funciona la bici eléctrica y qué tenemos que hacer para activar, si lo necesitamos, la asistencia. La verdad es que ya habíamos montado en bici eléctrica en Val d’Aran, Menorca y en Kangaroo Island, pero siempre va bien que te lo recuerden, pues cada modelo tiene sus peculiaridades. Revisamos altura del sillín, track y posición de A en la sillita y empezamos a pedalear por las calles desiertas de Calaf, un domingo por la mañana a 3ºC. Como el peque va a ir sentado un rato, es mejor que vaya bien abrigado, por lo que recomendamos pasar antes por una tienda Condor para hacer acopio de ropa de abrigo.
Al poco de salir de Calaf ya nos encontramos en plena naturaleza, rodeados de campos con la niebla baja. Pasado el pequeño núcleo de Solanelles, la pista se estrecha y encontramos el único tramo más complejo, debido al terreno empedrado. Una vez llegamos a la pista de la Ruta de la Batalla de Prats de Rei, volvemos a pedalear por pista de tierra ancha entre campos.
Al llevar bicicletas eléctricas con asistencia al pedaleo, no tenemos que preocuparnos por las suaves pendientes de la pista. Yo intento llevarla al mínimo durante mucho rato, hasta que al final acabo cediendo y le doy un puntito de ayuda, lo justo para no morir en el intento debido a la baja forma.
El pesebre viviente de Prats de Rei
Prácticamente a medio camino de nuestra ruta se encuentra la localidad de Prats de Rei, escenario central de la batalla y uno de los pocos municipios habitados permanentemente desde la época de los íberos. Pese ser pequeño, es muy importante su pesebre viviente, dado que las calles y plazas se transforman en un gran escenario, y todo el pueblo se vuelca en la escenificación. Nosotros realizamos la ruta poco antes de Navidad, así que atravesamos a pie con la bici al lado parte del decorado, que simulaba una granja.
Torre de la Manresana
Si miramos al horizonte desde Prats de Rei, sin duda vemos un skyline marcado por la Torre de la Manresana.
La Guerra de Sucesión, entre 1702 y 1715, enfrentó a las grandes potencias europeas por la corona española. El bando austriaco, formado por Holanda, Inglaterra y el Imperio austriaco, declaró la guerra al bando borbónico, formado por España y Francia. Los austriacos defendían al Archiduque Carlos de Austria como sucesor de la monarquía hispánica, mientras que los Borbones apoyaban los derechos de Felipe V.
En el contexto de esta guerra tuvo lugar la batalla de Prats de Rei. Entre septiembre y diciembre de 1711 se enfrentaron las tropas del mariscal Guido von Starhemberg, unos 22.000 soldados, y las tropas borbónicas del duque de Vendôme, unos 35.000 soldados.
La torre de la Manresana, con sus 21 metros de altura, se convirtió en el observatorio estratégico de las tropas aliadas de Starhemberg. Hoy en día es posible subir a lo más alto, gracias a la escalera exterior y a la estrecha escalera de caracol que transcurre por el interior. ¡Cuidado con no marearse! Para salir es necesario agacharse, por lo que hay que ir con cuidado para no darse un golpe en la cabeza.
En la Bacicleta ofrecen no solo el alquiler de las bicicletas y el asesoramiento sobre las rutas, sino también rutas autoguiadas con almuerzo, pedaladas entre viñas con cata de vinos y rutas combinadas con yoga. Si los peques de la casa son socios del Club Super 3, ¡tienen el alquiler de bicicleta gratuito!
Comer en Dusfort
Tras haber quemado unas cuantas calorías durante la mañana, hemos hecho un buen hueco para la comida. Por eso nos acercamos a la pequeña población de Dusfort. Con solo 27 habitantes es uno de los pueblos más pequeños de Cataluña, aunque su iglesia y castillo están ya documentados en el 1040DC. Y aunque parezca mentira, ¡tiene un bar-restaurante!
El restaurante Dusfort, a priori, no llama demasiado la atención, y podría tratarse de un restaurante cualquiera de carretera, sin apenas decoración y los manteles de papel. Nada más entrar, sentimos el calor de la brasa en la cuál se hacen las especialidades de la casa, y vemos que todas las mesas están llenas, lo que es muy buena señal. Entre semana hay menú del día a 10€, mientras que el domingo (ya que el sábado está cerrado), únicamente hay carta, a muy buen precio.
Pero no os dejéis engañar por una decoración austera, una carta simple y unos postres caseros por debajo de 4€ (algo ya impensable en Barcelona), porque cuando traen los platos nada tienen que envidiar a restaurantes con más caché. Pedimos canelones y ensalada con queso de cabra, y de segundo carrillera de cerdo a la brasa y al horno. Raciones grandes y con una muy buena presentación, ¡además de estar riquísimo!
Visitar la mina Vicenta
Antes comentábamos que debido a su situación, la Alta Anoia y en concreto las poblaciones de Calaf y Prats de Rei, habían sido enclaves estratégicos a lo largo de la historia. A eso le sumamos que Calaf fue una de las cuencas mineras más imporantes de Catalunya, con más de 250 minas (entre abiertas y subterráneas). Ser la cantera de carbón más cercana a Barcelona le permitió el privilegio de que llegase el tren, en un desvío de la línea que unía Barcelona con Zaragoza.
Con la revolución industrial se instala en Iguala el primer vapor, en 1841, y por supuesto se contempla usar el carbons de Calaf. Aquí empieza la especulación de las famílias poderosas, que obtienen concesiones para vender después los derechos de explotación. En 1863 se forma la Unión Minera, resultado de la unión de las tres empresas más importantes.
Es en esta época, también, que se producen algunas inversiones de envergadura en el plano de las infraestructuras y la mecanización de las minas. Así, se construyen vías y tablas giratorias dentro de las minas, tranvías para su transporte hacia la estación de tren, e incluso se instala una máquina de vapor para propulsar un montacargas de extracción. Sin embargo, la pobreza de los yacimientos, de una calidad muy inferior a la del carbón inglés -a pesar de que la facilidad del transporte compensaba en parte este defecto- propician una baja voluntad de inversión en este aspecto y, por tanto, el mantenimiento de sistemas de explotación rudimentarios, basados en las caballerías.
La mina Vicenta se encontró hace solo 3 años, y ha sido una apuesta del ayuntamiento de Calonge de Sagarra y la diputación de Barcelona para restaurarla y museizarla. Ya documentada en 1904, se ha recuperado las estructuras originales de la mina. La actuación ha consistido en la consolidación y restauración de la bocamina; el saneamiento del interior de la galería, y el rejuntado de la bóveda de ladrillos. También se han rehecho los muros de piedra del exterior que enmarcaban la vía por donde circulaban las vagonetas, las cuales, sin descanso, entraban vacías en la mina y salían llenas de carbón tensadas por una mula.
Se ha realizado la museización a cargo de Cat Patrimoni con la recreación, por medio de figuras a tamaño natural cortadas en acero, de la fotografía conservada de la mina datada de 1910 donde se ve una mula, guiada por un minero, tensa una vagoneta saliente de la Mina Vicenta . También se ha reconstruido la vía férrea por donde circulaban las vagonetas hacia el interior de la explotación minera y se ha instalado una puerta de hierro en la entrada de la mina que permite, desde el exterior, ver buena parte de la galería.
Esta previsto que la segunda fase de la museización se complete a mediados de 2023, y consiste en la instalación, en la galería minera, de una exposición permanente sobre la minería en la comarca y, en la zona de explotación -en la parte más profunda-, la recreación del duro trabajo de los mineros a la hora de extraer el lignito.
El proyecto de recuperación de la mina Vicenta es una forma de honrar la memoria de todos los mineros que trabajaron en ella y ayudaron, con su sudor y esfuerzo, al desarrollo económico de la zona.
Actualmente está cerrada al público y se puede visitar de forma puntual durante las Jornadas del Patrimoni o bien en las visitas guiadas que organiza el ayuntamiento de Calonge de Segarra. En el interior de la mina hace algo de fresquete, así que no está de más llevar ropa de abrigo como chaquetas de punto para niñas en la mochila.
Salimos de la mina que ya es oscuro, muy contentos por haber descubierto un poco más de esta comarca.