Te acerques por dónde te acerques a Ciudad del Cabo, es imposible evitar la mirada de la imponente montaña bajo la cuál ha crecido la ciudad. Table Mountain, conocida por los aborígenes como la montaña que salió del mar, es visible desde la lejanía y se ha convertido, sin dudarlo, en uno de los símbolos de la capital jurídica sudafricana. Y es que hay tres capitales, como sí de un monstruo de la mitología griega se tratase, por simbolizar un poco eso de la separación de poderes (que a día de hoy esa es la verdadera leyenda).
Ciudad del Cabo desde lo alto
Se puede acceder a lo alto del parque Nacional de Table Mountain bien mediante el teleférico o tras un trekking de 4h. La opción del teleférico es una lotería porque lo cierran sin previo aviso sí las condiciones meteorológicas no son buenas (sí compras los billetes por la web te los pueden reembolsar) por lo que hay que estar atentos al parte meteorológico. Y el trekking, pues la verdad no era una opción para nosotros, no sólo por la falta de tiempo sino también por nuestra baja forma física.
Cape Town Helicopters
También hay otra forma de ver la ciudad desde lo alto, y es sobrevolar Ciudad del Cabo en helicóptero. ¡Ya sabéis lo que nos gustan las alturas!
Tras las experiencias de Mauricio y Nueva York, me apetecía probar una mezcla de ciudad y naturaleza, además quería que el Residente se estrenase en esto de volar en helicóptero. Y realmente es una muy buena opción debido a la debilidad de la divisa sudáfricana respecto al euro, que permite que nuestro dinero cunda más.
Rutas
Para dar cabida a toda la demanda, en Cape Town Helicopters disponen de varias rutas, que van desde un corto paseo sobre Robben Island, la isla dónde estuvo encarcelado Nelson Mandela, hasta un completo vuelo hasta el Cabo de Buena Esperanza, el punto más al sudoeste del continente africano, de casi una hora de duración. Nosotros realizamos el vuelo Atlántico (ruta 2, 18 minutos,148€), que recorre la costa hasta Hout Bay, volando en paralelo a los 12 apóstoles. Es uno de los más económicos y con mayor número de puntos de interés de Cape Town.
También hay una ruta combinada con una excursión en barco para ver los big five del mar, de esta forma puedes aprovechar al máximo tu estancia en Cape Town.
Vuelo Atlántico
Cuándo nos levantamos, no teníamos muy claro poder volar en helicóptero en ciudad del Cabo, porque la previsión meteorológica era bastante mala, pero al no haber recibido ningún mail de cancelación, supusimos que el plan seguía adelante tal y cómo lo habíamos reservado.
Al igual que sucedió cuándo sobrevolé Nueva York en helicóptero, la distribución de los asientos se hace en base al peso. Aquí no les vale con lo que les digas, sino que directamente te hacen pasar por la temida báscula.
Al entrar te indican cuál será tu vuelo y el nombre de tu piloto, y esperas en la zona exterior, dónde hay unas mesas de pícnic desde las cuáles se ve la actividad del helipuerto y los diferentes modelos, entre los que está el Airbus 120 en el que volamos nosotros.
Los cuatro pasajeros nos aproximamos al helicóptero y nos distribuyen en función de la báscula y sus cálculos para estabilizar el helicóptero, quedando nosotros en asiento central y ventana. Nos pusimos los auriculares Bose Air 120 con cancelación de ruido exterior y activados por voz y el piloto nos explicó todo el recorrido que haríamos, y nos recordó las instrucciones de seguridad que habíamos visto en el vídeo.
Tras el despegue, volamos paralelos a la costa, mientras el piloto iba atento al mar por si era posible avistar ballenas en libertad, ahora que es temporada.
Aunque no tuvimos suerte con las ballenas, las vistas fueron espectaculares: a un lado, el océano Atlántico, calmo a primera hora. Al otro lado, Table Mountain, la montaña protectora de Ciudad del Cabo, a los pies de la cuál ha ido creciendo la ciudad y se han edificado barrios de lujosas urbanizaciones. También es posible reseguir el trazado de la Victoria Drive, una de las carreteras panorámicas que rodean Ciudad del Cabo. Ningún vuelo tiene permitido sobrevolar Table Mountain ni mucho menos, aterrizar en ella, por ser una reserva natural.
El viaje siempre se hace corto, pero si eres propenso al mareo como yo, te recomiendo que te centres en disfrutar de la experiencia en lugar de verlo a través de la pantalla de tu móvil o cámara, pues eso hará que te marees un poco. De todas formas, esa debería ser la regla para todo el mundo, pues no todos los días se vuela en helicoptero y la magia es disfrutarlo en directo.