Nos conocimos en el caluroso verano del 2015, casi a finales de agosto, aunque probablemente ni te acuerdes. No te preocupes, somos muchos los que venimos a ti en busca de tus encantos.
Confesamos que habíamos estado coqueteando furtivamente con tus vecinos en las esperas entre trenes y tenemos que reconocer que alguno casi hizo que cambiáramos de planes.
Unos planes cuidadosamente diseñados, en los que tenías un papel muy importante: dejarnos descansar tras 15 días de trote cargando con las mochilas. En mi cabeza sólo había una imagen: nuestras bicicletas de alquiler tiradas en la orilla del lago Bled, mientras nos dábamos un baño rodeados de naturaleza, contando la gente que subía las escaleras de la isla central y tocaba la campana, según la leyenda para casarse.
Cuando el tren de Zagreb llegó a la estación de la a priori impronunciable Ljubljana ya era de noche, por lo que nos dirigimos a nuestro hostel, un antiguo banco reformado !con su caja fuerte y todo!
Nuestro ménage-à-trois fue fugaz y menos intenso de lo que esperábamos, quizás porque te aliaste con la lluvia para hacerte de rogar. ¡Y vaya si lo conseguiste! Tuvimos apenas 3 citas y nos dejaste con ganas de más.
El primer encuentro a la luz del día (y alguna gotas de lluvia) fue en la coqueta plaza Prešeren, allí dónde confluyen los 3 puentes, con algo más de frío del que esperábamos. Yo llevaba un vestido amarillo.
Nos diste la mano y recorrimos tus calles en busca de tus rincones más secretos, como el Cat café o la zona de Trnovo y San Juan Bautista. Nos enseñaste que el modernismo no es sólo algo de Barcelona. Un centro empedrado y lleno de vida vibraba ajeno a la tormenta que se avecinaba.También nos mostraste tu lado más alternativo en Metelkova, el colorido hogar del arte urbano.
Nuestra segunda cita fue más romántica, con un bonito paseo hasta las fuentes del Ljubljanika, prácticamente sin agua tras el seco agosto que habíamos pasado. Pero no nos importó, nos gustaba estar contigo. Y por eso seguimos conociéndonos en la barra de una cervecería artesana.
Y de pronto te pusiste a llorar. Te mirábamos desde la ventanilla del tren, sin saber qué hacer o decir. Pero aún y así nos mostraste tu lado más humano presentándonos a Ana y Anže, quienes tras romper el hielo y tensión inicial, nos acogieron en su casa junto a su pequeño de 5 meses, con quién habían vuelto de recorrer EEUU haciendo Couchsurfing. Desde nuestra buhardilla veíamos como resbalan las gotas de lluvia, que al día siguiente nos dieron una pequeña tregua para ir a ver la granja familiar, rodeada de verde.
Tras pasar por el pequeño y encantador pueblo de Poletje, llegaba nuestra gran cita, a la que acudimos temerosos, no queríamos volverte a hacer llorar.
Y con tus lágrimas lloramos también, por no podernos bañar juntos en las aguas del lago Bled ni recorrer contigo la garganta Vintgar. Nuestro idilio terminó en lo alto del castillo de Bled, con la mirada perdida en el infinito verde, ahora cubierto por una densa niebla, pensando qué habíamos hecho mal.
Han pasado dos años, querida Eslovenia, espero que nos hayas perdonado, si es que alguna vez nos equivocamos dedicándote menos tiempo del que merecías. Hoy vengo sola, dispuesta a conocer secretos de ti que no pude descubrir en su día. Esta vez no llores por favor, seguro con sol que estás más guapa. Espero que el haber sido Capital Europea Verde 2016 no te haya cambiado demasiado ni se te haya subido a la cabeza.Todos mis pasos serán nuevos, en terreno desconocido y sólo habrá un punto dónde el círculo se cierre de nuevo y nos volvamos a encontrar: el puente Tromostovje. Y yo posiblemente lleve el mismo vestido, para que me reconozcas.
Fdo: la chica del vestido amarillo
Hola Sara,
Me ha encantado tu blog y quería preguntarte una duda sobre Eslovenia. Me gustaría visitarlo con mi pareja pero ninguno de los dos conducimos. ¿ Es posible viajar por el país en transporte público, trenes, buses…?
Muchas gracias,
Ana
Hola Ana, me alegro que te haya gustado el blog 🙂 Justo ayer publicamos otro artículo sobre Eslovenia que te dará más ganas de ir. Las zonas más turísticas sí es posible hacerlas en tren o bus, y desde Ljubljana es bastante fácil moverse. De todas formas, puedes contactar con nuestro guía Tilen (habla un perfecto español) por si quisiérais un tour privado.
Un saludo!